Guilio Sterling.

1920 Words
PVO Guilio. Flashback. 7 años atrás. Regresaba después de muchos años a Nueva York, y la razón aunque suene absurda era por una mujer. Alana Redmond, mi prometida y la mujer que amaba desde joven, pero que a ella le importó un carajo irse con el pretexto que estaba asustada, que no estaba preparada para un matrimonio, cosa que no le creí hasta que en verdad me abandonó, y aquí estoy, un año después sobreponiéndome a su desplante en una de las sucursales de Nueva York, tratando de olvidarla, algo que ya lo estoy logrando. _¿Ocurre algo Sr Sterling?.-Me advierte el jefe de compras al notar que estoy distraído. _No disculpa, ¿Que me decía? _Le estaba invitando a mi casa, para que vea la adquisición de las telas, acaban de llegar y mañana las traen a la fábrica. Si las traen aquí, no tenía sentido que fuera a su casa, pero aún así, él insistió que su esposa había preparado una comida especial por mi nombramiento a nuevo jefe, así que no me negué. Lo que no esperaba, era que me encontraría a la mujer que me haría delirar hasta el día de hoy. Al llegar, la casa era impactante, pero no tanto cuando la ví a ella. Tenía ropa holgada y unos lentes que ocultaban sus hermosos ojos, mi pregunta era, quien era. ¿Será la hija de Horacio Hamilton? Quizás, pero ella se veía algo tímida, callada, lo que me daba ganas de saber más sobre ella. _¿Y que tal le parece la comida Sr Sterling? _Deliciosa.¿Usted la preparó Sra Hamilton? _Por supuesto, como mi esposo me dijo que venía usted, debía lucirme. Mmm, miente. La Sra Hamilton tiene anillos, pulseras y sus manos lucen impecables, muy diferente de la joven mujer que tengo al frente, que come despacio y tiene las manos algo rasguñadas, apuesto a que fue ella quien preparó esta delicia. _¿Y quien es ella?.-Me animo a preguntar por fin. _Ah ella, pues... _¿Su hija? Pregunto pero la mujer para pone una cara de asco, como si la hubiese insultado. _No, es nuestra sobrina que la acogemos porque sus padres murieron. Nuestra hija ahora está en la universidad. _Ah, y es de las mejores.-Advierte su madre. _¿Y ella porque no va? Ambos callan. La mujer que apenas y me dirige la mirada, tampoco dice nada.¿Será muda? No parece ser el caso. _¿Papá pero que es esto?¡¿Porque hay esa porquería en la entrada de... De pronto, una mujer joven de casi la misma edad que la que llamó mi atención, entra, pero al verme apacigua su mal comportamiento. _¡Oh Dios lo siento! No sabía que teníamos visita. _Hija ven, él es el jefe de tu padre y hoy nos honra tenerlo en casa. Sr Sterling, ella es nuestra hija, Sandra, y estudia diseño de modas, desea trabajar algún día para usted, y es muy talentosa. Talentosa puede ser, pero no tiene modales, lo que le quita el encanto, pero me da igual, la que llama mi atención es la muda. Al poco rato, Sandra me muestra orgullosa todos los diseños de su block, son buenos pero no lo suficiente, aún le falta mucho pero no lo digo. Cuando porfin me dan algo de aire, aprovecho en acercarme a la mujer, al menos quiero saber su nombre. _¿Desea algo Sr?.-Pregunta al verme acercar a ella. _Tu nombre, aún no sé. _¿Mío? _No hay nadie alrededor, y sí, quiero saber tu nombre. Pero de nuevo, vuelve a bajar la mirada. Parece tímida, algo discreta pero no es como sus tíos menos como la grosera de su prima que no dejaba de verme embobada cuando llegó, algo de lo que ya estoy acostumbrado con las mujeres, pero ella ya se sobrepasaba. _Bárbara, me llamo Bárbara. Y ese sería el nombre que se apoderaría de mi cuerpo y alma hasta ahora, y sería también mi perdición. Fin de Flashback. Italia-Tiempo actual. Ya ha pasado 7 años desde nuestro encuentro. Cinco desde que la dejé para volver con Alana Redmond, mi actual esposa y de la que estoy separado hace algunos años. Tarde me dí cuenta que había cometido el peor error de mi vida al dejarla por Alana, por un simple momento de debilidad pero que haría lo que fuera por reparar. Ella, mi Barbie con la que sueño cada día, a la que anhelo tener entre mis brazos y pedirle perdón de rodillas si es necesario para que vuelva a mí pero que no pude cuándo volví a Nueva York, pues mi mujer se había mudado y por más que busqué nadie me daba pistas sobre ella, hasta que por fin después de tanta búsqueda, la encontré. Bárbara Hamilton no estaba en la ciudad donde pasamos los dos más hermosos años de mi vida, sino en Miami, y trabajaba en una mediana empresa en donde yo era accionista minoritario. Después de todo, las empresas de modas eran de mi importancia, por eso invertía en todas. _Sr Sterling, su esposa lo busca. ¡Demonios! Cierro la laptop y actuo normal frente a Alana, que apesar de ser una mujer y madre maravillosa, mi amor por ella murió el día en que me abandonó y yo encontré al amor de mi vida, a mi Barbie, pero mi duda lo jodió todo, y ahora estoy pagando las consecuencias. _¿Guilio se puede saber porque tú y mi hija van a regresar a Nueva York y yo no sé nada? _Cálmate Alana, el viaje es por negocios. _¿Negocios?¿Y por eso te vas a llevar a Perla contigo? _La llevo porque está entusiasmada y además está de vacaciones, no tiene nada de malo, le hará ver bien ver a su familia materna. Alana respira, está enojada y tiene razón, pero si le decía que me llevaba a mi hija, ella no iba a permitirlo, y no quería quitarle la ilusión a mi hija. _Entonces yo también iré. _¿Cómo? _Soy la madre de Perla, y no voy a dejar sola a mi hija, además yo también deseo ver a mis queridos hermanos. ¡Demonios! Eso lo cambia todo, pero no es que me detenga, ya que entre nosotros no hay nada, se acabó al poco tiempo de casarnos, cuando me dí cuenta que en mi cabeza aún giraba en torno a Barbie, a mi muñeca. _Adelante, compra un pasaje si quieres, eres su madre y ella estará contenta. _Giulio. Me levanto con la laptop, necesito salir de aquí y seguir con lo que he planeado hacer desde que supe que Barbie está trabajando en esa sede; ser el accionista mayoritario y comprar la empresa, y eso, ya está en marcha. _¿Es por ella que volvemos?¿Ya la encontraste? Cuando dice ella, sé a quien se refiere. _No, es por trabajo.-Miento, sé que ella aún me ama y apesar que he sido claro que nuestro matrimonio es solo para aparentar ante la sociedad y que somos una pareja felizmente casada, ella sigue con la esperanza que volveremos. _Bien, creeré en tí. Haré mis maletas y la de Perla para volver a Nueva York. Nueva York, esa ciudad es solo el primer lugar al que iré, después será Miami y ahí la veré, porfin la veré y nada ni nadie podrá detenerme. --*-- Después de hacer tanto papeleo y tener todo listo, ya estamos en Nueva York, en una casa que compré para que mi hija se sienta a gusto, ella es una buena niña, solo que a veces, es vanidosa como su madre, y todo por el orgullo de llevar el apellido Redmond, una de las familias más poderosas y tenebrosas de la sociedad. Apenas veo que Alana y mi hija se duermen, yo salgo con dirección a Miami, advirtiendo a Angus de mi llegada a la empresa, lo que le sorprende y casi protesta por decirle que había sido asignado como el nuevo jefe y su reemplazo, pero cuando le advierto del cambio de sede a la ciudad donde vive su familia y con un mayor sueldo, se le pasa. Angus es un hombre de edad y lo mejor es que tome la dirección de una sede mas ligera, la de Miami, estaba creciendo a pasos agigantados, lo cual era la perfecta razón del repentino cambio. _Bienvenido a Miami Sr Sterling, no esperaba mi cambio ni mucho menos su llegada para dirigir esta sede. _Pero como ves, se dió. La junta de accionistas se dió cuenta que esta sucursal está creciendo bastante y dándole más ganancias que otras, lo que significa que estás haciendo un excelente trabajo, te felicito, por eso te estan enviando a una sede cerca a tu casa, con unas vacaciones pagadas, bien merecidas por supuesto. _Y se lo agradezco, la edad ya pesa a veces, pero tenemos a la vista el lanzamiento de la colección de esta sede, lo que me preocupa. _La que se lanzará en el desfile de modas de Nueva York. _Asi es. _Descuida, todo ahora todo estará bajo mi mando, más bien quiero conocer a la mujer, mándala a llamar. _Claro, tiene razón. Angus obedece mis órdenes mientras yo trato de controlar mi corazón que palpita con fuerza, hasta me cuesta trabajo respirar, pero es que han sido 5 años. 5 malditos años de no saber nada de ella, de mi Barbie y por fin la veré, por fin. _Ya ordene que viniera, descuide, no sé preocupe, ella es muy talentosa, uno de nuestros mejores diseñadores. Usted mismo vió sus diseños y votó por ella. Voté por ella porque necesitaba verla, tenerla cerca y esta era la oportunidad perfecta, sin desmerecer su trabajo por supuesto, ha mejorado bastante. _Lo sé, espero que no me decepcione. _No lo hará, estoy seguro que hará un gran trabajo, yo pongo las manos al fuego por ella, es una estupenda mujer. Lo sé, eso lo sé. Dos maravillosos años fueron suficientes para darme cuenta que ella era la mujer perfecta, la conozco al revés y al derecho y voy a hacer que regrese a mi lado, así sea lo último que haga. La puerta suena, lo que indica que ya está aquí. Angus va y la abre, mientras yo giro mi silla para que aún no me vea, podría salir corriendo y eso es lo que no quiero. Después de una breve conversación con Angus, volteo para por fin poder verla. ¡Es ella! mi mujer, mi linda y perfecta Barbie. Está hermosa como siempre, no aún mejor. Me levanto de la silla y me acerco. Ella me mira sorprendida por mi aparición pero de inmediato lo controla. Vaya, y yo pensé que me miraría con odio, desprecio, quizás palabras hirientes pero no, ahora su mirada es tranquila, como si se la dedicaría a un desconocido al que le debe respeto. Ahora se acerca a mí a paso firme, con su sonrisa encantadora y su manera de caminar elegante, diferente al de años atrás, ¡Dios esta mujer me va a matar! También su cuerpo, está algo distinto, en el buen sentido claro. Tiene las caderas más anchas, con su perfecta cintura, unos pechos voluminosos lo que llaman mi atención de inmediato, y eso hace que mi cuerpo vuelva a pedirla a gritos. _Bienvenido Sr Sterling, soy Bárbara Hamilton, diseñadora de moda de esta empresa, y es un gusto conocerlo.
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