CAPÍTULO VEINTIUNO Crutchfield se permitió esbozar una sonrisa a medias. “Y ahí está”, dijo, con algo parecido al orgullo en su voz. “Has visto el video de la visita de tu papá. Me preguntaba si se te habría pasado por alto. Estaba empezando a pensar que no te merecías la confianza que tengo en ti. Debía habérmelo imaginado”. “No has contestado a mi pregunta”, le presionó Jessie, negándose a dejarse distraer por sus halagos mal disimulados. “¿Por quién sientes lealtad—¿por mí o por mi padre?”. Crutchfield se inclinó sobre su cama, de tal manera que su espalda se apoyara en la pared que había detrás. “Te voy a decir la verdad lo más honestamente que pueda, señorita Jessie”, dijo en voz baja. “Lo cierto es que no lo sé”. “Puedes imaginar por qué eso me hace tener dudas”, dijo Jessie, e
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