Nos bajamos y un botones nos acompañó al mesón de recepción, donde no les gustó mucho el aspecto que teníamos, pero después de explicarles que veníamos de un tour en el Valle de la Luna y San Pedro de Atacama y de mostrar el dinero en efectivo que llevábamos, su atención cambió al cien por ciento. Nos dieron cuatro habitaciones juntas, dos a un lado del pasillo y las otras dos, al frente. Las mujeres dormirían a un lado y nosotros dormiríamos al otro. Yo hubiese querido dormir con Rithana, dormir, sentirla acostada en mi pecho, acariciar su cabello, sentirla respirar… Pero sabía que aquello sería imposible aquella noche. Faltaba tiempo para eso todavía. Pedimos comida a los cuartos, era de madrugada como para salir a algún lugar, ya habría tiempo para eso. Nos despedimos y cada cual