—¿Tú qué crees? ¿Significará algo? —le pregunté a Bárbara, mientras me metía una uva a la boca. Ella estaba sentada al otro lado de la mesa del comedor mientras comía su emparedado con entusiasmo. Aquello me había tomado por sorpresa, descubrí que pese a su delgada figura, la chica era una comelona empedernida. Pasaban ya de las tres de la mañana y eso no le impidió prepararse un señor emparedado de jamón. Aquella había sido una jornada movida, pero para nada sorpresiva. La cosa empezaba a ponerse intensa incluso antes de la llegada del festival... Múnich entera vibraba de tensión en vísperas del Oktoberfest. —Pues...Ciertamente debe significar algo —me miraba animada mientras masticaba. —. Porque, digo... Dijo una hermosa mujer, ¿no? Yo te lo dije... Él te ve y... ¡Saltan chispas! ¿Qué