Capitulo 3

1757 Words
Benicio. —Me voy a trabajar. —miro a Yoselin cuando abre la puerta de mi habitación. —Bien. —A la noche no vengo... Tengo cosas que hacer. —Yo igual. —cruzo los brazos por atras de mi cabeza mirándola. —¿Otra vez imaginado a esa nena?. —se apoya en el marco de la puerta con una sonrisa divertida—. Vamos Beni, eres grande, no puedes estar enamorado de una pendeja que todavia se come los mocos. —¿Quién dice que es una pendeja?. —Realmente estas loco... Fijarte en la hermanita de tu amigo es no tener códigos, espero Erique te dé una paliza por basura. —Apaga la luz cuando te vayas y pon la alarma porque no me voy a levantar por un buen rato. —Si, nos vemos. Cuando se va quedo mirando el techo pensando en lo que dijo, si, Enrique me va a matar si se entera que su hermanita me mueve el piso. Cuando a los quince se desarrolló todo cambió, la empecé a ver con otros ojos, ya no pude mirarla como a una hermanita como siempre la vi, una hermanita que nos hacia berrinches si no le dábamos lo que quería y que nos amenazaba con contar las locuras que hacíamos, aunque debo seguir actuando como un hermano que la cela inocentemente, pero la realidad es otra, la deseo, con todas mis fuerzas la deseo, esa inocencia pura que tiene me vuelve loco como jamás me imaginé, es algo que me pone loco, cuando la veo con esos vestiditos que sé que no muestran nada pero como un perro alzado me calientan como si estuviera con una prenda sexi mostrando sus curvas grandes que mis manos tiemblan por recorrer. —Al fin tio, pensé que ya no venias. —Perdón mami, me tardé un poco. —la busco con la mirada hasta que la veo, con un vestido azul que no rebela nada pero que a mi me da vueltas la cabeza. —¿Le trajiste un regalito a la tia?. —Así es, tenia que traerle alguna cosita para felicitarla. —¿Qué es?. —Cuando ella lo abra vas a saber. —su papá no vino y eso me enfurece porque no le da ni un poco de apoyo en nada, cuando termina Enrique la abraza con fuerza y la llega a alzar cosa que le da mucha risa. —Lo lograste mujer, al fin cabeza dura. —Me costó mucho. —me mira sonriendo ya que me acerqué enseguida, la abrazo dándole el regalo—. Gracias, no te hubieras molestado. —Ábrelo tia, quiero ver. —lo abre y tiemblo, saca un collar con una flor pequeña color rosa—. Noooo... Esta genial. —Es hermoso. —me mira a los ojos—. ¡Gracias, me encanta!. —Wou Beni, te jugaste. —Yas palmea mi espalda riendo y aprieto los dientes donde Nacho la felicita con demasiada confianza—. Calmate un poco que se te esta notando que te gusta Katy. —¿Eh?. —lo miro que se rie. —Vamos, somos amigos... Que Quique no se dé cuenta no quiere decir que yo no. —la señala con el mentón y debo poner todo de mi para no ir por Nacho cuando la agarra de la cara y le da un beso haciendo que Enrique le de un golpe y los dos se rien—. Invitala a salir, no tienen nada, Nacho lo hace para molestar. —No es eso, es que... es una nena y... —Ya... Prefieres toda la vida verla de lejos, ¿y qué vas a sentir cuando se ponga de novia, o se case y tenga hijos?. Esas palabras me dejan de piedra porque tiene razón, nunca me puse a pensar en eso, es como que en mi cabeza me digo que no puedo tener nada con ella pero a la vez ella no puede estar con nadie mas, como que nadie es merecedor de semejante mujer porque ella vale todo el respeto del mundo y merece todo lo bueno que hay, y la verdad que de solo imaginar verla vestida de novia yendo al altar con otro tipo me pone loco, ni hablar de imaginarla dándole hijos a otro hombre, no, no puedo pensar en nada de eso porque no quiero que lo viva con otra persona. Cuando vamos a su casa su papá nos sorprende a todos con una comida, nadie se lo esperaba ya que es un hombre muy serio que no demuestra nada y que todo le cae mal, pero la felicita con sus palabras duras y frías y hasta le da un regalo. —¿Qué es?. —Ábrelo. —Kiara metida un poco mas lo abre ella de lo que se desespera. —Dale tia que quiero ver. —saca una llave y lo mira a Jürgen con duda. —¿Una llave? Ya tengo la de la casa papá. —Sal afuera y fijate si es de la casa. —todos la seguimos afuera y mas cuando grita, el auto de su papá tiene un moño en el techo. —¿De verdad? ¿Es de verdad papá?. —Si Kateryn... Te lo mereces hija. —mira a la nada cuando Katy lo abraza y él simplemente le da unas palmadas en la espalda—. Pero primero a sacar la licencia y tu hermano te enseña. —Gracias gracias... Me encanta. —en la comida nos sentamos juntos, me inclino un poco y le susurro. —¿Te gustaría salir conmigo?. —me mira frunciendo las cejas—. Te llevo donde quieras. —¿Como en una cita?. —Es una cita. —Pero... —Mmjj. —Yas me da un golpe por debajo de la mesa y me alejo porque Jürgen me mira, como sin decir nada hasta que me toca la pierna. —Cuando se duerman todos salgo. —Bien... Te espero en la plaza de la vuelta. —despues de ayudar a dejar la casa en orden salgo así voy a esperarla. —Ey, Benicio espera. —Marcia sale de la casa con los brazos cruzados. —¿Qué pasa?. —No voy a repetir esto otra vez. —me pega con su dedo en el pecho y con fuerza—. Alejate de Katy, ni siquiera te atrevas a mirarla porque eres un maldito asqueroso que le llevas años y te atreves a mirarla. —alzo las cejas porque me está amenazando y no es la primera vez ni con Katy ni con otras situaciones que pasaron con Yas y Kiara—. Me caes para la mierda Benicio, y esto que estas haciendo con mi hermana es la gota que derrama el vaso. —Ya, te molesta verme con tu hermana pero no que te crié a tu hija. —Tu no la crías, cierra el pico. —Chao Marcia, cuídate y usa preservativo mejor. Me voy y la espero en la plaza, miro hacia todos lados esperándola, sé que no me va a fallar pero tambien sé que le va acostar salir de la casa por sus papás, mas que nada su papá que aunque es un hombre que no demuestra nada la tiene mas controlada imposible y siempre aparece cuando me le acerco, y por Enrique que la vigila al extremo que si me llega a enganchar con su hermanita me despedaza, sin decir que a la que mas miedo le tengo es a Marcia, la vive retando a la pobre y ya me ha dicho más de una vez que no me quiere cerca de su hermana y si que ella es mas despiadada. Cuando viene me bajo del auto alzando mi mano, viene corriendo y roja como un tomate. —Me costó salir, perdón. —No pasa nada ¿A dónde quieres ir?. —No tengo idea, no salgo mas que a la escuela y a la iglesia, y donde Yas me lleva con Kiara. —¿Vamos al mirador?. —Dale, me gustaría. —le abro la puerta así sube, paso a una estación de servicio y compro unas cosas para comer, en el mirador pongo música así no es tan incómodo para ella. —La próxima te cocino algo. —comemos unas papitas—. Sé hacer muchas cosas ahora. —Ya probé tu matambre a la pizza y te quedó genial. —¿Cuándo probaste?. —Una vez Quique llegó con una porción... Dijo que tu lo habias hecho. —Aaa si, me acuerdo... Pero te haria algo mas sofisticado. —Una pizza es la gloria para mi ya que no me dejan comerlas. —le tiendo una lata de gaseosa abierta, tampoco la deja tomar bebidas con azúcar por eso cuando puedo le llevo a escondidas—. ¿Porqué me invitaste a salir?. —Mmm... Porque quería darte una salida. —¿Solo por eso?. —dejo las cosa y la miro bien. —No... No es solo por eso... Me gustas Katy... Mucho me gustas y me gustaria que empecemos algo. —se hace hacia atrás sorprendida—. Quiero algo serio contigo Katy, de verdad que me gustas mucho y sé que tu papá y Enrique me matan pero no me importa arriesgar nada. —de golpe la tengo arriba mio haciendo el intento de besarme. —Mmmggg. —agarro sus piernas acomodándolas a los lados de mis pierna así esta comoda y de paso le levanto el vestido. —Con calma, nadie nos persigue. —Si. —la beso con mas suavidad gimiendo de gusto, llevo mis manos a sus pechos apretándolos con suavidad e imaginándome que ya los tengo dentro de mi boca. —Aaggg... ¿Cómo se abre esto? —le abro los botones de adelante y cuando estoy por sacarle los pechos del corpiño caigo en que estoy con Katy, que tiene cero de experiencia—. Espera... Espera Katy. —Sé lo del sexo, lo sé. —casi no pienso en nada, encima que no deja de acariciarme la cara—. Marcia ya me dio la charla y sé que se hace y como, no tengo miedo porque eres tu. —¿Estas segura?. —Si. —¿Muy segura? Te deseo Katy pero debes estar segura. —Lo estoy de verdad. —Vamos a mi casa entonces... Acá no es correcto para una primera vez. —Esta bien... Vamos a tu casa. . .
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