«¿Dónde estás?» «¿Por qué te fuiste así?» «¡Donovan!» «¿Que ibas a decirme?» «¿No responderás?» «¿Hice algo que te molestara?» «Bien, no respondas, no me interesa» «¡Eres un gilipollas! ¡Eso es lo que eres!» «¿Sabes qué? Puedes irte bien a la mierda. No te necesito.» «Te extraño» Ningún mensaje fue respondido. El infeliz no fue capaz de responderme ni un mísero mensaje y estaba volviéndome loca, es decir, más de lo que ya estaba. Extraño su café en la mañana y su sonrisa atrevida. Extraño su voz. Extraño la forma idiota que tenia de mover su cabello. Extraño los raros movimientos que hacía con sus dedos cuando estaba concentrado. Extraño que me llame Alicia. Extraño la forma en la que me miraba cuando pensaba que no estaba prestando atención. Extraño como su mano rozaba la mía a