Después de nuestro baile bajo la lluvia llevé a Javier a su casa, prometiendo que mañana saldríamos juntos de nuevo, al llegar a casa veo estacionado el auto de papá, lo que me sorprende porque no me avisó que vendría, bajo del auto y entro en silencio a la casa, escucho algo de música proveniente de la cocina y cuando me asomo lo veo ahí, cocinando y bailando al mismo tiempo usando un mandil de color rosa y guantes de cocina
—Valentina, mira nada más cómo vienes, ve a darte un baño y cámbiate esa ropa por favor, te prepararé algo caliente para tomar y no te resfríes, tendré que hablar con Javier porque de seguro el te convenció de andar mojándose con la lluvia— me regaña en cuanto me ve, moviendo la cuchara de madera con la que está cocinando
—de acuerdo, gracias— le doy una sonrisa mostrando todos los dientes y tratando de no reír al verlo así vestido
Subo rápidamente a mi habitación, al llegar busco algo de ropa limpia y cómoda y me meto al baño, el agua caliente me relaja por completo, me rio pensando en lo que Javier y yo hicimos, recordando su lista de actividades y el hecho de que casi nos besamos en medio del baile con música imaginaria, por suerte, me separé a tiempo para evitarlo, cierro las llaves del agua cuando comienza a salir fría, me tapo con una toalla y salgo del baño para cambiarme. Al terminar reviso mi teléfono y veo las fotos que Javier y yo nos tomamos y de pronto recibo una llamada de Lizete Marino, debe ser muy temprano en Italia, así que decido responder
—Ciao cara— le digo en forma alegre, eh mejorado mucho en mi italiano gracias a ellos, los hermanos Marino
—Ciao, Valentina, perdón por molestarte, pero, Diego no aparece ¿sabes algo de él? — me pregunta preocupada, su voz está casi rota
—lo siento bella, pero no, ya casi no hablamos, pero si se comunica conmigo te lo diré enseguida—
—oh, está bien, gratzie Cara— suena un poco triste al colgar la llamada
Bajo nuevamente al comedor y papá está poniendo los platos en la mesa
—la comida me quedó deliciosa— me dice dejando el ultimo plato
—realmente no tengo mucha hambre, fui a cenar con Javier papá, pero después de estar jugando bajo la lluvia y por lo bien que huele, creo que se me está abriendo el apetito de nuevo— el sonríe y me indica que me siente
—¿a que debo el honor de tu visita papá? — le pregunto antes de darle un bocado al pollo que cocinó
—bueno, es mi forma de disculparme por lo que pasó en la tarde, además de decirte que saldré de viaje el lunes muy temprano— me dice casi ahogándose con la comida
—¿a dónde irás? ¿es por ese asunto de trabajo en Alemania? — asiente esquivándome la mirada
—sí, es algo relacionado a los nuevos médicos que vamos a contratar, también debo ir a Rusia y a Suiza, debo convencerlos de invertir con nosotros, además iré a la MedCom a visitar a un viejo amigo que espero también vuelva a trabajar— sonríe de lado y frunzo el ceño
—¿MedCom? ¿No es ese super centro alemán para médicos de guerra y esas cosas? — asiente mientras limpia su boca con una servilleta
—si, mi amigo volvió hace unos días y aprovechando mi visita iré a verlo— alzo las cejas, realmente deben ser muy amigos
—Val, cambiando de tema, ¿Qué pasa con Javier? — me dice entrecerrando los ojos
—¿Qué pasa de qué? — ruedos los ojos, sin darle importancia a su pregunta
—¿aun sientes algo por él? O solo son amigos o ¿Qué pasa entre ustedes? — niego rápidamente, no creo estar lista para volver a tener una relación con alguien
—solo somos amigos papá— le digo lo mas desinteresada que puedo, es cierto, Javier no me interesa, al menos no lo creo posible por ahora.
—de acuerdo, solo era una pregunta— dice entre risas
—por cierto, ¿sabes algo de Diego Marino? — su rostro cambia, ahora está preocupado
—no, hace meses no se nada de él ¿por qué? ¿pasó algo? — me dice acercándose a mí, entre cierro los ojos y niego
—nada, es solo que, me habló Lizete preguntando por él, pero le dije que no sabía nada, creí que tu…— me interrumpe rápidamente
—no, no sé nada, no deberías meterte con ellos de nuevo Valentina, puede ser peligroso— su cambio de actitud me sorprende, creí que ellos se llevaban bien
—papá, pero ¿Por qué reaccionas así? Tu sabes algo— le digo acusándolo, el niega
—no se nada, es mejor que me vaya, mañana estaré en el hospital, por si tienes alguna duda de algo, el lunes tendrás que hacerte cargo tu— me dice poniéndose de pie y quitándose la indumentaria de cocina que traía puesta
—pero… es muy pronto, aun no se sobre muchas cosas— replico casi gritando, no estoy lista para una responsabilidad así de grande
—puedes pedir ayuda, ahí está Elena o Fabian que llegará en unos días— bajo los hombros y suelto un suspiro
—papá… por favor, no me dejes sola ahora, no me dejes esa responsabilidad, no creo poder— niega
—claro que puedes, tranquila, Javier te ayudará en lo que puedas, mañana ve a buscarme y hablaremos con más calma, que descases— me dice dándome un beso en la cabeza, pero me niego, así que no sé de dónde saco valor para responderle
—¿hasta cuando me vas a mentir papá? — tenso la mandíbula y el regresa a verme
—¿de que hablas? — sus ojos se tornan rojos, está molesto
—se que me ocultas algo, y créeme que voy a averiguarlo, no se porque siento que se trata de…— ríe por lo bajo
—es mejor que te calmes Valentina, no es nada malo, descansa y hablamos mañana, ve al consultorio por la tarde, ahí te explicaré mejor las cosas— sale de la casa y yo me quedo ahí, más confundida que nunca.
Tomo mi teléfono y le marco a Javier, me tiene que ayudar a saber qué es lo que está pasando.