—¡Cómo deben haberse reído de mí! Su plan tuvo éxito y ahora será mejor que me diga lo que espera. Cuando la vi al principio pensé que era una sirvienta. Pero, al verla ahora, supongo que es una prostituta, como su amiga.
El desprecio que había en su voz logró vencer, por un momento, el temor de Romana.
—¿Cómo se atreve a decir tales rosas de Nicole?— exclamó furiosa—. ¡Cómo se atreve a insinuar siquiera que no es buena y pura, como lo ha sido siempre!
Romana se puso de pie al hablar, como si se sintiera obligada a enfrentarse al Marqués. El rostro de él adquirió una expresión de burlón cinismo.
—¿Así que ese es su juego, eh?— preguntó—, pretender ignorancia… bueno, no voy a caer en ese viejo truco. ¡Por supuesto que Nicole es una cortesana, como usted y yo sabemos! Está viviendo con K
