Sabrina.
—No quiero ser entrometida, ¿pero pasa alguna cosa en tu casa?.
—Discutimos con mi mamá porque le dice cosas feas a Katy y me enfurecí. —le tiendo el mate sin decir nada—. ¿Qué cosas le dice cuando no estoy?.
—Bueno, no sé que decir la verdad porque las quiero a las dos.
—Lo que pasa es que mi mamá esta enojada con la vida por lo que le pasó, y se desquita con la pobre de Katy que se queda callada a todo lo que dice. —eso es verdad, Laura esta enojada con todo mundo—. Seguro que le dice cosas de su cuerpo, lo aseguro.
—Si, escuché muchas veces que le dice que la ropa le queda fea porque esta pasada de peso. —aprieta las manos con fuerza—. Pero bueno, no creo que lo que le digamos la haga cambiar de idea. —me devuelve el mate sin decir nada—. Quería avisarte que...
—¿Qué?.
—Sshh, oí un auto. —me paro yendo a la ventana, cuando veo a Pedro bajarse del patrullero me entra un miedo tremendo—. Es Pedro.
—Mierda.
—Abajo de la cama... —lo empujo acomodando la silla—. Abajo de la cama rapido. —golpea la puerta y me muerdo los dedos viendo como se mete debajo de la cama.
—Sabri soy yo. —abro la puerta haciéndome a un lado.
—¿Pasó algo?. —me da un beso en la boca quedando quieto mientras mira la mesa y recorre con la mirada toda la casa.
—¿Hay alguien?.
—Mmmm no, —me aprieto las manos cuando va a la mesa sacándole la tapa a la pava.
—¿Porqué tomas mates?.
—Estaba terminando de acomodar la casa antes de acostarme, solo quería tomar unos mates nada mas.
—Bien, ¿me calientas agua así me llevo caliente?. —voy a poner la pava y va a la cama, el corazón se me va a salir cuando se sienta y se saca las botas—. Me voy a poner talco porque me están transpirando los pies.
—¿Hiervo el agua?.
—Si, es para té. —se saca la camisa yendo al ropero sacando una remera que dejó aca—. Me la había olvidado aca, en mi casa la busqué por todos lados.
—Me olvidé de guardarla en tu mochila el otro día. —lleno mi termo porque el de él se rompió entonces viene por el mío—. Listo, ¿quieres llevar pan? Hice hace como una hora, debe estar calentito.
—Dame uno, la noche se me va a hacer larga. —le envuelvo en un repasador y miramos hacia afuera cuando tocan bocina—. Bueno, me voy. —me da un beso y lo acompaño a la puerta—. Mañana vengo por ti para ir a la iglesia.
—Si, te espero. —miro como se va y ahí cierro con llave, me giro dando un salto del susto de verlo parado con una sonrisa.
—Nunca me había escondido por una mujer.
—Dios Santo. —me siento tocándome el pecho—. Sentí que me moría cuando fue a la cama.
—Siempre hace esto.
—¿Qué cosa?. —mueve la mano como abarcando todo.
—¿De revisar toda la casa y que no puedes tomar mates sola?.
—Es muy celoso, y cree que siempre estoy con alguien.
—Cuando el rio suena trae piedras Sabri. —frunzo las cejas sin entender la metáfora—. ¿Seguimos con los mates?.
—Si. —pongo mas agua porque lo otro se lo puse a Pedro—. Hice pan si quieres... —quedo muda por su beso, me quiero alejar pero mis manos en ves de empujarlo lo agarran de los hombros en un abrazo—. Mmmggg. —se aleja mirándome a los ojos.
—Me tengo que ir.
—¿Y los mates?. —no lo suelto y el tampoco me suelta.
—No voy a tomar mates si me quedo, prefiero irme antes de hacer una locura.
—Esta bien. —nos soltamos al mismo tiempo, va a la puerta conmigo detrás—. Enrique.
—¿Si?.
—Tengo las cosas para el baño, no sé si aun quieres hacer el trabajo.
—Obvio que si, mañana vengo, mándame mensaje.
Con las piernas temblando voy hacia la cama pensando en lo que acaba de pasar, no me entra en la cabeza, un hombre debajo de mi cama escondiéndose de mi novio, los dos a la vez en mi casa, el beso que me hizo temblar hasta el alma y me siento una miseria, totalmente una miseria.
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Parada en la puerta del baño lo miro trabajar mientras lo ayudo pasándole las herramientas y cosas que va necesitando, mientras avanza me digo, en dos horas ya va haciendo lo que Pedro decía que tardaría mas de dos meses y mi papá que ni siquiera piso jamás mi casa, pero Enrique va haciendo el trabajo con rapidez y prolijidad, no esta nada sucio el piso, es algo loco.
—Bien, ya terminamos. —junta las herramientas que utilizó—. Te va a quedar hermoso, encima es re grande.
—Si, es que mis planes futuros son que la casa sea grande.
—Va a quedar preciosa, ¿me puedo lavar las manos en la cocina?.
—Si claro, pasa. —se lava las manos mirando la mesada.
—Esta mesada necesita arreglos, —se inclina mirando por debajo—. Te voy a arreglar esto también.
—Pero el lunes puedes hacerlo, no hace falta ahora mismo, debes descansar.
—En la noche hago un asado por mi cumpleaños, te invito.
—¿De verdad? Gracias voy a ir. —se agacha sacando un par de tapers.
—Te invito a ti sola no con tu novio.
—No no tranquilo, le digo que es algo de Laura y ya.
—Bien, entonces te espero. —no sé que hace pero mueve los brazos, cuando termina sale con una sonrisa—. Listo, aunque mas adelante hay que hacerle unos arreglos de detalles.
—Si, tengo muchas cosas que el anterior albañil me dijo que compre pero jamás utilizó.
—Muéstrame que tienes así veo con qué voy a trabajar.
Sin pensarlo me adelanto dándole un beso, cuando creo que me no me lo va a seguir agarra mi cabeza, mete su lengua en mi boca cosa que hace que las rodillas pierdan fuerza que me llego a agachar un poco, deja de besarme para mirarme fijo a los ojos.
—Vamos a la cama Enrique. —me enderezo poniendo las manos en sus hombros dándole pie a que me alce en brazos, enrosco las piernas en su cadera y va a la cama—. Mmmjjjjj.
—Debemos sacarnos la ropa.
—Si, estamos demasiados vestidos. —se arrodilla sacándose la remera, mientras lo miro hago lo mismo que él, me saco la remera desesperada.
—Dios santo, que lindos pechos que tienes. —pone las manos a los lados de mi cabeza bajando el torso con calma—. Eres muy hermosa Sabri. —no puedo evitar no sonreír por lo que dice y porque le creo—. ¿Estas segura de hacer esto?.
—Si, muy segura. —estiro la mano tocándole la barba—. ¿Tu estas seguro?.
—Si, quiero esto con locura, solo que querías saber si tu lo estabas.
—Lo estoy, muy segura lo estoy. —se para sacándose lo que queda de ropa haciendo el inmenso esfuerzo de solo verlo a la cara, y me saca mi pantalón con la bombacha dejándome por primera vez desnuda totalmente—. Ven, no me dejes sola. —se sube arriba mío enjaulandome un hombre fibroso y tatuado, peludo y sudoroso.
—Hace mucho que no tengo relaciones. —entierro las uñas en sus hombros cuando sus dedos me tocan íntimamente—. Estoy poniendo todo de mi para ser paciente pero estoy perdiendo la cabeza.
—¿Necesito más preparación?. —sonriendo baja chupándome los pechos, tiro la cabeza hacia atrás sonriendo porque es magnífico lo que me hace sentir—. Oh Dios Santo que bien se siente eso.
—Mmmjjj. —su boca toma la mía mientras se acomoda encima mío haciéndome cargar todo su peso que me sienta bien—. No puedo esperar mas.
—No lo hagas. —mirándolo a los ojos abro bien las pierna acomodándolas en sus caderas cosa que veo en sus ojos que lo pongo loco—. Estoy lista, no esperes más. —sin decir nada agarra mi cabeza, comienza a besarme a la vez que su hombría se ajusta para entrar en mi sin necesitar su mano, sabia por algunos libros que los hombres necesitaban guiarse con la mano pero él no lo hace—. Mmmjjjj. —bajo las manos hacia su cintura apretando con fuerza.
—OOoojjjj. —baja la cabeza a mi cuello gimiendo—. No me lo dijiste, creí que tenias algo de experiencia.
—¿Eso te contricta?. —se rie negando mientras alza la cabeza así nos miramos—. ¿No quieres seguir? Si no es algo que... —abro los ojos y la boca enorme cuando empuja un poco mas.
—¿De verdad crees que quiero parar o que me molesta?.
—No, no lo creo. —acaricia mi barbilla mirando mi boca—. ¿Pasa algo?.
—Va a doler.
—Lo sé.
—Sostente de mi, voy a entrar. —lo envuelvo como si fuera un abrazo.
—Estoy lista. —cruza un brazo por sobre de mi cabeza y la otra mano la pasa por debajo de mi cuello sosteniéndome de la nuca, me recuerda a un animal que acomoda a su hembra antes de montarla, por eso me dejo hacer, él es el que sabe.
—Estoy muy honrado por esto Sabrina, nunca fui el primero de ninguna mujer. —cuando estoy por hablar me besa, pero no solo me besa, me penetra entrando completo.
—Mmmjjjjj. —aprieto los ojos con fuerza porque no deja de moverse y de besarme, siento que la cabeza se me explota.
—Aaaajjjjj mierda. —al fin puedo respirar un poco pero no para, sigue moviéndose y me besa el cuello—. Eres hermosa ookjjjjj Dios que bien te sientes mujer... AAaaajjjjj carajo me vas a matar, me aprietas con fuerza... —sonrío con los ojos cerrados con cada cosa que dice—. Voy a chuparte toda, ningún pedazo de piel va a quedar sin que halla pasado mi lengua. —subo las manos acariciando su cabeza.
—Mmmggggg. —me agarro de su hombro derecho apretándolo cuando siento que reviento, tengo un orgasmo que me hace llorar y gritar—. AAAGGGGG.
—Oojj... OOoojjj mMMMhhhh. —deja de moverse quedando arriba mío suspirando en mi piel—. MmMMJJJJ Me aprietas con fuerza que casi duele.
—Te suelto así...
—No. —saca las manos de mi cabeza para envolverme apretándome con fuerza—. No me sueltes, quedémonos así un poco mas, me siento muy bien.
—Tu te sientes bien. —se rie dándome un beso con suavidad, miro hacia la mesa cuando el celular suena—. Me están llamando.
—Déjalo, no rompamos esto. —para y vuelve a sonar.
—Puede ser Pedro, déjame ver. —de mala gana se sale de arriba mío y corro a atender—. Hola.
—¿Qué haces que no atiendes?.
—Estoy con Enrique terminando el baño, el ruido de las cosas no me dejó oir la primer llamada perdón. —sentado en la cama desnudo me mira.
—Bueno, haz que se vaya que voy para allá y no quiero que este ahí.
—Si, ya le digo. —corto apretando el teléfono en mi pecho—. Vas a tener que irte. —los ojos se le llenan de lágrimas sin decir nada y yo miro al suelo—. Viene en camino.
En total silencio se viste, agarra sus cosas y se va, me muerdo los dedos con deseos de irme con él pero no puedo, no puedo hacerlo, lo único que queda es lo que acabamos de hacer. Me visto y cambio las sabanas, comienzo a limpiar todo el desastre de la casa que no es nada pero donde quiero hacer algo siento que todo es un desastre.
En la noche me pongo un vestido por debajo de las rodillas, mis únicas sandalias y me hago una trenza para después enroscarla y dejar unos mechones sueltos, es el cumpleaños de Enrique y sorpresivamente cuando le dije a Pedro que me habían invitado me dijo que vaya, que el trabajaba y no había problema de que salga un poco así que voy, me quedé todo el día con un dolor muy grande en mi pecho al recordar su cara cuando le dije que debía irse porque mi prometido venia en camino, es algo que no quiero ver nunca mas.
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