Sabrina. Me despierto cuando siento que me acarician, miro la mano tatuada con una flor que aprieta mis pechos, sonrío frogándome en su frente sintiendo su pene duro chocar con mis nalgas, me giro un poco mirándolo a la cara. —Vaya manera de despertar. —¿Me vas a negar que te gusta?. —Me encanta seria la palabra correcta. —se sube arriba mío haciendo que cargue su peso, miro a mi lado viendo que Isra esta lo mas lejos posible rodeado de almohadas. —Esta bastante lejos, a la tarde llega una cuna pero no puedo esperar a la tarde. —Yo tampoco. —lo agarro del cuello inclinándome así lo beso, jadeo porque me vuelve loca con sus besos y manos que me recorren las piernas y las costillas, de golpe se aleja arrodillándose, cuando veo que se baja el bóxer aprovecho de sacarme la bombacha—. Cua