Capítulo 3

2446 Words
Observando el techo de su habitación, la mente de Dylan era todo un caos, un total desastre gracias a su último descubrimiento en el despacho de su... Padre. El solo pensar que la persona que había ayudado a que naciera, aquel con el que compartía sangre y supuestamente le había cuidado cuando era un bebé, pensara en él de esa forma, le deja un sentimiento totalmente desagradable en todo su ser. Sabía que su padre había cambiado su actitud sobre él en los últimos años, pero nunca pasó por su mente que podría tratarse por algo como ello. Casi le hacía desear al joven omega que volviera aquel padre estricto que lo golpeaba con la mínima excusa. Un golpe era definitivamente mucho mejor que una caricia en su cadera o los asquerosos sentimientos lujuriosos que el alfa comenzaba a transmitir en su mirada, e incluso, a liberarlo a través de feromonas en pequeñas cantidades de las cuales no había sospechado hasta el momento. ¿Cómo unir los puntos cuando su padre liberaba aquellas feromonas interesadas cada vez que pensaba en su amante y escasamente en su madre? Lo cual, por supuesto que hacía la mayoría del tiempo. ¿En qué punto había cambiado todo? Sí, era cierto que no tenía recuerdos de nunca haber tenido una familia buena, unida y amorosa, pero... ¿Saltar hasta el punto en que su propio padre tratara de forzarlo y tomarlo como su pareja? ¿Y por qué? ¿Solo por su poder? ¿La codicia? ¿El egoísmo? Más importante, ¿desde cuándo su padre había estado planeando una cosa tan horrible? Si lo pensaba, la actitud de Vladimir había cambiado hacia él desde que se presentó como un omega con un poder especial. En un principio, por supuesto que el alfa no estaba feliz de que su hijo podía saber todo lo que pasaba por su cabeza podrida, pero cuando su malvada mente pensó en cómo sacar provecho de ello, el enojo e infelicidad cambió por un hombre controlador y abusivo. Lo que creía que en ese tiempo era sobreprotección al tenerlo en su habitación, en realidad, su padre solo lo había estado escondiendo de los demás. Los golpes que expresaba eran su castigo por comportarse mal, solo era una forma de entrenarlo para que fuera obediente con él. Los constantes regalos y atención, una forma de mantenerlo a su lado fingiendo quererlo. Todo siempre se había tratado de una mentira bien planeada. Si su padre había esparcido el rumor de que en realidad no era su hijo y que estaba intentando seducirlo para ser la pareja del alfa líder, entonces no le sorprendía mucho el desagrado que todos tenían hacia él y la mala forma en que lo trataban. Realmente, seguía sin poder creer que su padre fuera tan codicioso y egoísta hasta el punto de querer mantenerlo a su lado, forzándolo a unirse él al tomar su mordida. ¿Tan desesperado estaba por mantener el completo control de su don? En los últimos años, su manada había crecido rápidamente y de forma poderosa gracias a los tratos que había logrado con la ayuda de su poder para verificar que eran personas adecuadas, el dinero en la manada había incrementado hasta el punto en que ni siquiera era necesario que lo llevaran a esos ostentosos lugares llenos de gente poderosa que le gustaba jugar con su dinero. Fácilmente podrían llegar a ser una de las manadas más fuertes cuando se trataba de dinero, por lo que... ¿Por qué su padre quería todavía más? —¿Por qué a mí...? —murmuró el lobo omega, pasando sus temblorosas manos por su rostro con pesar. ¿Qué se supone que iba a hacer? ¿A quién iba a recurrir por ayuda? Todos en esa manada lo odiaba, su madre no le creería gracias a las mentiras esparcidas por su propio padre y no había forma de que se acercara realmente a cualquier persona fuera de la mansión considerando lo vigilado que lo tenía su padre. Y así como estaba la cosa, el cambiaformas omega no dudaba de que, si su padre se enteraba de que ya estaba al tanto de sus malvados planes, lo encerraría hasta el día de su cumpleaños para tomarlo a la fuerza, después de todo ¿quién se preocuparía por un omega al que todos odiaban? ¿Qué iba a hacer entonces? Quedarse quieto y solo ver como el tiempo pasaba no iba a cambiar nada, solo estaría caminando hacia su sentencia por su propia voluntad. Y por la forma en que su padre había estado actuando a su alrededor últimamente, tampoco era bueno que se quedara más tiempo a solas con él. Si lo pensaba, toda su atención, palabras y regalos costosos... Todo parecía que habían sido sus sutiles movimientos para comenzar a seducirle, como si realmente a Dylan no le importara que se tratara de su propio padre. Asqueroso. ¿Cómo un padre podía pensar así de su propio hijo? A menos que... En verdad, no fuera hijo de Vladimir. Bajando sus manos, Dylan contempló el techo otra vez con una sensación dolorosa en su pecho y su garganta completamente seca. Estaba la posibilidad de que realmente no fuera el hijo de Vladimir, después de todo, no es como si hubiera heredado algo de él, ni siquiera algo como la forma de su nariz, su mentón ni nada. Si lo pensaba bien, tenía más rasgos de su madre que nada, desde las pecas en su cuerpo hasta la curva de sus labios, pero bien podría ser ello también debido a que era un omega como ella. Pero si realmente fuera el caso, explicaría por qué su padre dejó de buscar a su madre y se consiguió una amante sin importarle que esta fuera la mejor amiga de su esposa. Un alfa como él nunca admitiría ante nadie que su esposa le engañó y su hijo resultó ser de otro hombre. Pero también, estaba la posibilidad de que todo estuviera en la mente de su padre o realmente no le interesara nada de eso. —Solo es un ser malvado que ansía el poder más que nada, no le busques una tercera cola al asunto, Dylan —se reprochó a sí mismo. Como fuera, la cosa es que necesitaba conseguir ayuda, tenía que escapar de la manada antes de que cumpliera los veinticinco años o entonces quedaría atrapado en ese lugar para siempre. ¿Podría su madre ayudarle? No, si le contaba todo lo que había descubierto, lo más probable es que no le creyera y lo culpara de todo, aún más con los rumores que Steven debería de estar esparciendo en ese momento, pero... ¿Y si solo le dijera a su madre la parte de que deseaba escapar de la manada? Tatiana podría ayudarle a escapar con tal de obtener nuevamente toda la atención de su esposo para ella, creyera o no en la mentira de que su hijo supuestamente hubiera muerto, si se iba todo volvería a la normalidad para ella. —Supongo que podría intentarlo... —murmuró, empujándose para sentarse en la cama. Cuando el dulce omega se levantó, inmediatamente cayó sentado sobre el colchón nuevamente cuando el piso bajón sus pies se sacudió ligeramente. Abriendo bien grandes sus ojos, Dylan parpadeó un par de veces de forma lenta, hasta que finalmente el movimiento se detuvo tanto como la sensación. Levantándose, esta vez más despacio para evitar cualquier posible mareo, Dylan se dirigió hacia la puerta. Colocando su mano en la manilla, concentró su poder para intentar averiguar si alguien estaba cerca o si lo estaban vigilando. Al no escuchar ningún pensamiento que lo alertara ni sentirlo tan cerca, Dylan salió de su habitación y recorrió los semi oscuros pasillos, siendo iluminados solamente por la luz de la luna que se colaba desde los grandes ventanales. No sabía qué hora sería, pero era obvio que ya era lo bastante tarde como para que la mayoría del personal, por no decir todos, se fueran a sus camas. Pero entonces, ¿no significaría eso que su madre podría estar durmiendo con su papá? Deteniéndose, el lobo omega seccionó su labio inferior, pensando en todo lo que había ocurrido en la mesa. Ciertamente su madre se había esforzado en llamar la atención de su padre con su vestido, pero según los pensamientos de Romina antes de irse... Estaba seguro de que esa mujer había logrado alejar a su madre de su esposo. Y solo había una habitación en la cual su madre pasaba la noche cuando Vladimir le dejaba sola con la excusa del trabajo. Dirigiéndose a la última puerta del pasillo a su izquierda, Dylan comenzó a animarse cuando escuchó en su mente los pensamientos de su madre. Obviamente, la omega aún se encontraba despierta, la cosa era si le iba a querer recibirle cuando en el interior, se estaba con su amante. Tomando una profunda respiración, el joven omega se detuvo frente a la puerta y alzó su mano para golpear la dura madera, pero en vez de estrellar sus nudillos en la firme superficie, solo la mantuvo en el aire tras escuchar a su madre hablando. —¿Así que la perra de Dylan está intentando hacer movimientos sobre mi esposo? —exclamó Tatiana. —Sí, fue algo desagradable de ver —respondió el alfa. Tatiana hizo un sonido de disgusto. —Sabía que ese chico extraño estaba buscando algo al siempre seguir a Vladimir a todos lados, moviendo su cola para tener algo de atención de mi marido, pero... No sabía que fuera tan perra —resopló—. Debí de saber que intentaría hacer un movimiento así, siempre fingiendo ser una cosita débil ante su padre para que este lo protegiera, pero no me sorprendería sin todo fuera un acto —chasqueó su lengua. —Si lo piensas, puede que hasta su poder no sea tan increíble como le asegura a Vladimir y solo le pide que lo lleve con él a los tratos para acostarse con esos hombres y así convencerlos —expresó Stefan. —Sí, realmente no me sorprendería si fuera así —pronunció su madre con disgusto—. Mierda, no puedo creer que di a luz a una perra tan mal agradecida que intenta quitarme mi lugar de esta forma —se quejó—. Así como está la cosa, no me sorprendería si ya ha logrado llevarse a Vladimir a la cama y fuera la otra amante que sospecho que tiene —pensó. Retrocediendo sin poder escuchar más las crueles palabras de su madre, siendo alimentadas por el otro hombre, Dylan paso sus manos por sus ojos intentando quitar la borrosidad de ellos productos de las lágrimas retenidas. Realmente... No había esperado que su madre fuera igual de cruel que su padre. Había esperado que, por último, le diera la oportunidad de dudar, no de... Aceptarlo tan fácilmente. ¿Tan desalmada era que ni siquiera le importaba que fuera su propio hijo a quien trataba como un enemigo? ¿Cómo podía creer que él estaba bien con todo ello? Tal parecía, que ella no había sido engañada con el rumor de que no era el verdadero hijo de ambos, o tal vez no le importaba, para ella él solo era el enemigo y punto. Y eso... Solo lo volvía mucho peor. Sintiendo un ardor en su garganta producto del nudo de emociones que se encontraba atrapado ahí, Dylan se movió alejándose, sin poder escuchar más al par de amantes que parecía estar divirtiéndose hablando a su costa. Cuando el pensamiento de un aburrido guardia que hacía una ronda de vigilancia sin mucho ánimo llegó a su mente, el joven omega se apresuró a volver a su habitación, tomando otro camino para esquivarlo. Cerrando la puerta de su habitación, Dylan le colocó el seguro y fue inmediatamente por el viejo celular que su nana le había dado en casos de emergencia. Encendiéndolo, no fue muy difícil buscar el número de Vincent, después de todo, solo estaba guardado el de este y el de su nana, las únicas dos personas en las que podía confiar en esa manada y que realmente, mostraron algo de preocupación sincera por él. Tan temblorosas como estaban sus manos, no creía que pudiera enviarle un mensaje, por lo que le marcó y se subió a su cama formando una pequeña bolita. Mientras esperaba que su llamada fuera aceptada, recordó con dolor las palabras y la burla de su madre. Si antes, había tenido aunque fuera la mínima esperanza de que ella podría ponerse de su lado y actuar como una verdadera madre, ya se había encargado de extinguir aquella chispa ella misma, dejando un doloroso vacío que no había querido aceptar con ello. —¿Dylan? ¿Qué es lo que ocurre? —cuestionó la voz de su medio hermano, sonando sinceramente preocupado. —Necesito tu ayuda... —pidió con tono tembloroso—. Tengo que irme de aquí, mi padre, él... Quiere tomarme a la fuerza como su pareja justo en mi cumpleaños —reveló, con su voz quebrándose en un pequeño sollozo. —¿Qué? ¿De qué estás hablando? —exclamó con horror. —Lo escuché —lloró bajito—. Quiere tomarme a la fuerza y convertirme en su pareja tan pronto cumpla los veinticinco —explicó, dejando que sus lágrimas cayeran libremente—. Tengo que irme de aquí, Vincent, tengo que huir antes de mi cumpleaños. —Mierda, sabía que algo estaba ocurriendo al escuchar tantos comentarios y rumores desagradables, pero nunca creí que ese hombre podría estar planeando algo así detrás de ello —expresó con obvia preocupación—. Pensaré en algo, ¿de acuerdo? Pero por ahora necesito que sigas fingiendo no saber nada. —No sé si puede aguantar mucho —susurró con dolor—. La forma en la que me mira y me toca... —mordiendo su labio inferior, se acurrucó más en una pequeña bolita. —Ese maldito hijo de puta —gruñó el joven alfa—. Pensaré en un plan y mañana te lo contaré, ¿bien? Por ahora, solo intenta dormir un poco, mañana nos encontramos. —No creo que pueda dormir... —Solo inténtalo, te sacaré de esta manada a cualquier costo —prometió Vincent. —Gracias —pronunció cerrando sus ojos, agradecido de que al menos una persona, parecía creer en él. Cortando la llamada, Dylan cerró sus ojos y se abrazó a sí mismo, deseando, no por primera vez, tener a alguien que lo abrazara y cuidara en ese momento, prometiéndole que todo estaría bien y que él lo protegería.
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