Adicta a tu veneno.

Ligh era un país frío, avanzado en tecnología, casi utópico, donde cada persona buscaba triunfar, llegar a la cima del éxito y codearse de la élite. El dinero y la tecnología eran el mayor interés de los ciudadanos en el país, los escándalos fiestas y mentiras abundaban en sus calles con luces neón. Wanda Walsh, una mujer poderosa en la industria del cine, dueña de Walsh Productions. Detrás de su rostro imperturbable, desea amor, pero no conoce los límites para entregar todo de sí misma. Es una mujer atractiva, inteligente y astuta, pero su corazón, que ha sufrido tanto, pide la mano amable de alguien que quiera protegerlo. Leo Takagi era sólo un empleado más en la gran empresa de los Walsh, un hombre musculoso, tatuado, con cara de pocos amigos, se consideraba un sobreviviente más en el frío Ligh. Sabía que tenía más posibilidades de seguir en su pequeña oficina recibiendo guiones malos a estar en la parte alta de la torre cerca de la mujer más importante del país, disfrutando de la fama y el dinero. Pero, ¿podía Leo captar la atención de Wanda? ¿Dos personas diferentes conectarían lo suficiente para amarse, o se volverían adictos a la idea de amor que cada uno tiene en sus cabezas? Wanda anhelaba amor sincero, Leo anhelaba el poder que traía consigo el dinero. Lo que tenía ella le interesaba a él, y lo que ella deseaba podía dárselo él. El amor puede ser un medio para su meta, si sabe jugar bien sus cartas. Son adictos a la sensación de placer que pueden ofrecerse, pero cada uno se reserva cuál es su verdadero concepto de veneno, que no temen inyectarlo en cada beso.