Una conversación y algo esponjoso.

1033 Words
Se hallaban en el borde de la cubierta, mirándose mutuamente, mientras cada uno tenía en su mano la cuarta copa de la noche. Edmund, se hallaba sorprendido, realmente sorprendido, su abejita se bebía el vino como si fuese agua. Tragaba rápidamente y en grandes cantidades. Llevaban ya un buen rato conversando acerca de nimiedades, mientras permanecían mirando como el agua del mar chocaba con la parte inferior del yate, meciéndolo levemente. Los ojos de Abby se hallaban un poco vidriosos, señal de que el alcohol poseía su sistema. Embriagándola. El vino Dolcetto era uno de los vinos más dulces, lo que hacía que lo tomaras sin medir, porque el dulzón te hacía querer más, y más. Para colmo, Abby amaba las cosas dulces, y la forma como bebía amenamente de la copa, lo confirmaba. – ¿Ahora sí me contarás lo que sucede contigo y Jules?– cuestionó aprovechando que su tío Ed comenzaba a manifestar embriaguez. Hacía ya tiempo que se había dado cuenta, de que su tío, al parecer, llevaba el día completo tomando alcohol. El olor le llegó cuando él había hablado cerca de ella al sacarla de la casa, para llevarla a la suya. Después, lo sintió cuando él abría su boca para exhalar mientras ella entraba al auto. Su tío Ed, no era un hombre que tomara mucho, al contrario, eran raras las ocasiones en las cuales bebía, exceptuando navidad y su cumpleaños. Al parecer se encontraba verdaderamente mal, porque estaba tomando, era su forma de sobrellevar los problemas, y los demás se daban cuenta cuando él bebía, buscaba su bebida predilecta. Y eso había hecho, porque olía a exactamente lo mismo. El vodka Spyritus, una bebida polaca demasiado fuerte, incluso para esos hombres que eran amantes de las bebidas alcohólicas. Poseía una graduación alcohólica de noventa y seis por ciento. Eso a Abby le preocupó, pero al mismo tiempo la llenó de determinación para intentar acercarse a él. Ed, la miró vacilante, luego corrió su vista al agua, mientras comenzaba a hablar.– Jules y yo llevamos mucho tiempo tratando de tener hijos– confesó– Cinco años para ser exactos. Y no hemos tenido ningún resultado. Vaya, era demasiado tiempo. Siempre se preguntó por qué ellos no tenían hijos, incluso llegó a preguntarle a su padre, porque quizás lo sabría, eran mejores amigos, algo debía saber. Pero su padre simplemente le contestó luego de fruncir el ceño: "Él nunca habla de eso" Ahí estaba su respuesta. Se sintió un poco plena, él estaba hablando con ella, de cosas que ni su mejor amigo sabía, al parecer. – Jules se estaba comenzando a cansar de intentarlo, ya llevábamos mucho tiempo. De un momento a otro empezó a tratarme despectivamente, no quería que ni siquiera me le acercara– continuó hablando– Llegó un punto en el cual ella no permitía que durmiera en la cama, llevaba varios días durmiendo en otra habitación.– admitió tomando otro trago de la copa– Hasta comenzó a culparme, diciendo que era estéril– desplazó la vista hasta la chica frente a él– No lo soporté más, y fui a donde un doctor, porque francamente me lo estaba creyendo.– continúa mientras miraba ido el agua lejana moviéndose– El doctor me hizo un conteo de e*****a, el cual verifica la cantidad de espermatozoides que produce el semen– dijo haciendo una mueca– Resultó que mis espermatozoides vienen en par, es decir, que tengo el ochenta por ciento de probabilidad de tener gemelos. Abby abrió sus ojos estupefacta– Ow– solo fue capaz de decir. – Si– manifestó otra mueca, ésta vez de confusión– Sinceramente, me enojé muchísimo, y reaccioné demasiado mal, y terminamos discutiendo– pausó para exhalar tembloroso– Le grité que era una estéril, olvidando completamente lo ofensivo que puede llegar a ser eso para una mujer. Mierda, de verdad me comporté como un patán, pero eso era lo que exactamente estaba pensando en ese momento. Sé que la herí, pero... Sinceramente, yo estaba igual o más herido que ella, porque no tenía la culpa de toda la situación, mientras me culpaba siempre, y vivía todo el día pensando en lo mismo. Todo fue tan fuerte que ella terminó llorando y dijo que se iría por un tiempo– sonrió con pesadumbre– Sé que durará mucho tiempo allí, no estamos bien, debo ser franco.– culminó. Abby se sintió culpable con saber que eso la alegraba, estaba mal, pero se sentía bien. Vio como poco a poco Edmund se acercaba a ella, hasta sentir la piel tibia de su brazo abrazando la suya. –¿Me contarás algo privado tuyo?– preguntó manifestando una sonrisa picarona. Tratando de cambiar el tema, Abby negó inmediatamente sonriendo enigmática, aceptando interiormente el hecho de que él trataba de distraerla, para que no preguntara más– ¿No? Me tienes que contar algo– se quejó– Yo te conté algo que ni tu padre sabe. Su abejita puso sus ojos en blanco– Pero es que no sé qué contarte– musitó. Ed, entrecerró sus ojos hacia ella– Bien– alargó la "e"– Cuéntame... ¿Te gusta alguien? – Si, pero es casi imposible– musitó haciendo una mueca. – ¿Y por qué?– preguntó deseando que quién sea que le gustara, estuviese en el otro extremo del mundo, o que pronto se fuera. – No le gusto, y es muy mayor para mí. – La edad no es un límite, bueno, sí, pero hasta que cumplas la mayoría de edad. – Me lleva más de quince años. Y mis padres lo conocen– confesó. Vio como Edmund abría sus ojos sorprendido.– ¿De verdad? Vaya... ¿Quién es? Si ellos lo conocen, de seguro yo también lo conozco. – No te diré si no me das algo a cambio.– negoció con él. – Umh– puso cara de pensativo– Sé lo que puedo darte.– musitó mirándola con intensidad. – ¿Qué...?– preguntó ansiosa por saber. Su tío Ed no la dejó que terminará, cuando ya tenía sus esponjosos y sedosos labios pegados a los de ella.
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