Klim. Cuando finalmente dejamos este lugar sofocante y depravado, saliendo al aire libre, respiré profundamente el frescor de la noche, le abrí la puerta. La chica subió al auto sin dejar de sonreírme. La examiné detenidamente antes de cerrar la puerta, me di cuenta que la princesa estaba borracha. "¿Cuándo tuve tiempo de emborracharse? Incluso me da miedo imaginar con qué podría amenazarme". – Pensé, mientras caminaba alrededor del auto. De repente noté, como Dima salía corriendo del club y se nos acercaba. Rápidamente me puse al volante, despegando en un segundo. Victoria abrió la ventana y le mostró su dedo medio. - ¡He cambiado de opinión! - Dijo en voz alta, mientras se sentaba y se abrochaba el cinturón de seguridad. - ¡Vamos a dar un paseo! - ¿Donde? - Traté de no mirarla, porqu