Sensaciones que embriagan.

1566 Words
Cuando llegó a casa, me encuentro a mis suegros, llegaron rápido. —Buenas noches, ¿cómo les fue en su viaje?. —Hola Matu, nos fue bien gracias. —¿Ya la vieron mamá?— les pregunta Atenea —Si ya la vimos ¿por qué no nos dijeron que perdió la memoria?. —Bueno, suegros no queríamos que estuvieran estresados con eso de regreso. —¿Por qué no recuerda nada? ¿Le hicieron pruebas?. —Si papá ya le hicimos estudios y está bien perfecta de salud. —Por cierto ¿dónde está?— les preguntó —Fue a dormir a los gemelos, están encantados con ella, pensé que… ¿Qué es esa caja?— me pregunta mi suegro —Pues Lilith le mandó flores a Matu, 107 rosas, 7 por los años que pasaron separadas y las 100 por los que pasarán ¿no es eso cursi?— les dice Atenea —Iré a ver a los gemelos. Me voy a la habitación de los gemelos y cuando abro la puerta veo a Lilith dormida junto con los gemelos, se ve tan linda esa imagen, saco mi celular y les tomó una foto, aunque no recuerde es una gran mamá, siempre lo será no importa lo que pase, me acerco a ellos y les doy un beso. —Llegaste. —Si amor acabo de llegar. — Lo siento me dormí, tienen mucha energía, pero que bueno que se durmieron. —¿Ya cenaste?. —No, aún no— me contesta —Ven busquemos algo de cenar. —Sí, solo déjame acomodarlos. Se levanta y los acomoda, los gemelos nada más se mueven y se acomodan. De dónde sacó esa ropa de dormir y porque lo usa ahorita se ve jodidamente sexy, tranquilízate Matu, no es la primera vez que la miras usando esa ropa siempre la ha usado para dormir. —Listo nos vamos. —Si vamos, por cierto gracias por las flores me encantaron. —Me alegro de que sea así, estuve ausente por 7 años así que debía de quitar todas esas habladas que era mentira que tenías esposa. Así que era eso, bueno Matu ya lo sabías para qué te sorprendes. —De todas formas muchas gracias. —De nada Matu. —Me gusta tu pijama. —Lucia dijo que siempre usaba esa clase de pijama, además es muy cómoda. —Si es muy cómoda, oye y Rosy. —Eva y Adán la llevaron al instituto hace rato creo que se quedará la noche ahí- —Oye Lilith, Eva dijo que fumas ¿es verdad?.— pregunta mi suegra —¿Fumas?— le pregunto un tanto sorprendida —Sí, es un hábito. —También lo tenías en el pasado tú y Morningstar— le digo —Si me dijo Eva que fumaba en el pasado. —Hija deberías de dejarlo no es bueno para tu salud— le dice mi suegra No le contesta, se mira incómoda como si quisiera decirle algo, pero no se anima, aunque odio ese hábito no puedo prohibirle que lo haga menos ahora que somos nuevos en su vida. Lilith —Iré a hacer de cenar ¿Quieren algo?— les digo a todos —No hija yo te cocino. —Puedo hacerlo no hay problema. —Sí abuela mamá sabe cocinar— le dice Selena —De todos modos déjame hacerlo por ti ¿Si?. —Está bien, estaré en mi habitación. Subo las escaleras y entro al cuarto, me voy directamente al baño y me pongo agua en el rostro, dios que piensan al decirme esas cosas, se que hacen daño, pero no tienen derecho de decirme que hacer o no. Se que soy su hija, pero tengo la edad suficiente para saber que quiero o no hacer, viví siete años sola tomando mis propias decisiones y ahora no puedo, necesito un cigarro definitivamente. Salgo al balcón y prendo el cigarro, le doy una calada y lo pongo en la mesa, voy por mi antiguo celular y el nuevo para pasar los contactos, me siento mirando la luna y fumando. Luna menguante parece un platanito aunque más grande, mucho más grande, si tan solo pudiera tocarla, cierro un ojo y estiró la mano para que parezca que cabe en mi mano, ¡Te tengo! Te atrapé luna ahora me perteneces. —Es hermosa ¿verdad?. —Lo es. —Tú me enseñaste a escuchar a la luna, habla con una hermosa voz. —Ok eso no lo sabía, pero tiene sentido todo lo que nos rodea está vivo de cierta manera. —Así es, todo está vivo y lleno de energía. —Escuché tus mensajes de voz— le digo —Mire las fotos que mandaste. —Lo prendiste, debieron de ser muchos. —Fue difícil esperar y más cuando me fui dejándote con nuestros hijos— le digo recordando sus palabras y la forma en la que los decía. —Lo fue, pero seguimos adelante además tú me esperaste por dos siglos. —Eso fue mucho ¿nunca tuve a alguien?. —Depende, nunca tuviste una relación, pero si tuviste mucho, mucho sexo. —Sin palabras— le doy una calada al cigarrillo y tiro el humo —¿Te molesto?. —¿Qué cosa?. —Lo que dijeron tus padres. —¿Fue muy obvio? No estoy acostumbrada a que me digan nada y más al tomar mis propias decisiones, no tengo memoria, pero se cosas, no soy una tonta. —No eres tonta— me dice —Te conozco, mejor que todos por eso me di cuenta, aunque no me gusta que fumes no soy nadie para impedirlo además se que lo puedes dejar cuando quieras. —Sabes Matu, quisiera recuperar la memoria para sentir lo que sentía por ti. —Lo harás algún día y si no ya te dije te enamoraré de nuevo. —Espero ver cuándo lo intentes. —¿Es un reto amor?. —Tal vez. Me suelto riendo y ella me abraza por atrás de la espalda, es tan cómoda podría quedarme en ellos para siempre, pone su barbilla sobre mi hombro y miramos a la isla, apagó el cigarro y tiró la colilla. Siento su respiración en el cuello y me provoca sensaciones desconocidas, pero satisfactorias, mueve mi cabello y lo pone al otro lado, comienza a besarme con cuidado el cuello, sus manos acarician mi cuerpo. No puedo evitar cerrar los ojos y mover mi cabeza al otro lado para darle mejor acceso, una de sus manos pasa a mi pecho y lo toca tan deliciosamente que no puedo evitar gemir, al escucharme me voltea y me besa desesperadamente. Mierda es tan dulce, me carga y rodeo su cintura con mis piernas, dejándome ir por el deseo que siento, me lleva a la cama y me acuesta, si esto es lo que sentía cuando estaba con ella dios mío. Sube poco a poco el camisón y pone una mano en mi entrepierna, no puedo evitar estremecerme cuando lo hace y ella lo nota porque se quita y se sienta en la cama. —Lo siento no debí de hacerlo, me dejé llevar. —Perdón es solo que no he estado con alguien y estas sensaciones son nuevas para mí, yo… —Debí de preguntar antes de hacerlo, estuve mal. —Matu no podemos pasar la noche pidiendo disculpas por algo que hicimos las dos. —Tienes razón, iré a ponerme la pijama. —Oye acomodé la ropa que me compré en los lugares vacíos ¿está bien?. —Si claro que sí todo eso te pertenece, ¿Compraste mucha ropa?. Se levanta al clóset y la sigo, aun tratando de regularizar mi respiración. —No creo, pero si me dolió el codo gastar tanto dinero, aparte aproveché para comprarle a Rosy lo que le faltaba, además descubrí que no es bueno salir de compras con Eva y Lucia querían comprarme de todo y a su gusto. —Así son ellas, y espera a que veas a Atenea esa mujer gasta lo doble— me dice riéndose —¿Yo también era así?. —No, tú nunca te fijaste en las marcas si te gustaba algo lo comprabas y te gustaban los productos de las pequeñas tiendas porque nadie tenía esa clase además decías que era de mejor calidad que las marcas. —Suena como yo, así conseguí esas botas me las compré y eran producto hecho en el rancho y de una calidad. Se me queda mirando y joder su mirada es tan… —Mamá dice mi abuela que ya está la cena. —¿Eres tu Selena?— le pregunto —Sí. —Pasa ven te quiero dar algo. Escucho que abren la puerta y la veo entrar al clóset. —¿Qué pasó?. —Ten la muchacha dijo que eran las mejores zapatillas de ballet, las compré de mi gusto espero y te gusten. —¡Gracias mamá!— me abraza llorando —Sabía que serían rojas— dice cuando abre la caja —Gracias en serio. —A ver cuándo me invitas a tu estudio, me gustaría verte dar clases. —Claro que sí mañana mismo si quieres. —Vamos a cenar ya ahí se ponen de acuerdo. Salimos del cuarto a comer y nos la pasamos hablando de los viejos tiempos aunque no los recuerde es lindo escucharlos.
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