Capítulo 3

3523 Words
Anna. A la mañana me despierto sintiéndolo atrás mío abrazándome, ya no me aprieta, más bien es como que su brazo está arriba mío descansado donde está muy dormido, me giro así me puedo estirar haciendo fiaka y desperezandome un poco, hace una semana que viene a dormir cada noche sin que pase nada mas que unos besos que los disfruto cada día más, quiero avanzar pero tiene razón, debemos ir lento así él después se puede acercar sin miedo a que yo reaccione mal o crea algo que no es, por eso dejo que vaya lento, no me da miedo ni nada por el estilo sino que por ahí puede que me agarre de atrás y yo tomarlo de mala manera y no quiero hacerlo pasar por eso, de sentirse un abusador todo porque me asusté todo por un abrazo sorpresa. —Tengo hambre. —susurra en mi cuello con suavidad erizandome la piel. —Yo también. —friega su mano en mi vientre recorriéndolo todo—. ¿Te gustan mis rollos?. —Me gusta que seas carnosa. —baja la mano agarrando mi muslo derecho del lado interno—. Me encanta tu cuerpo Anni. —A mi el tuyo. —paso mi mano por su pecho pero cuando veo que se tensa la saco ya que tampoco quiero calentarlo y no darle nada dejándolo en la nada. —¿Nos levantamos? Porque de verdad que tengo hambre. —Dale. —me levanto y lo veo como se estira todo haciendo parecer mi cama pequeña donde su semejante cuerpo está estirado y se ve muy sexi. —Eres mirona Anna. —Me tientas. —cuando salgo del baño entra él, voy a la cocina a poner la pava y pongo pan en la tostadora, —Ya está Hardy. —sale con el pelo mojado, aun en boxer y descalzo. —Vamos a arreglar ese baño Anni, sale agua fría no mas. —No tengo termo. —voy acomodando la mesa para desayunar—. Por eso tengo esa ducha que hay que calentarla. —¿Tienes la cañería?. —se sienta agarrando pan y dulce de pera que hice hace unos días. —Nopi, pero estoy juntando plata para comprarlas. —Vamos a ir a comprarlas en la tarde así tenemos agua caliente. —le sirvo el café intentando de no alterarme por lo que dice—. Quiero traer mis cosas para empezar a bañarme acá cuando llegue del trabajo. —Es mi casa Hardy. —Y yo estoy acá y quiero agua caliente mujer, no está el tiempo para agua fría, nos vamos a morir congelados si seguimos así, no sé como haces y tampoco tienes caloramas y no quiero ni pensar que te calientas con la cocina porque me voy a poner loco. —¿Me das un préstamo entonces?. —rueda los ojos y yo le doy un golpe mientras me siento frente a él—. Es mi casa. —Y yo voy a vivir acá también. —tiene razón, no lo estaba incluyendo en mis planes—. Te voy a ayudar a terminarla así estamos cómodos y si no funciona vas a estar cómoda, jamás te pediría nada Anna. —me agarra la mano apretándola y no quiero mirarlo a los ojos de la vergüenza que me da—. Quiero aliviarte un poco está carga que sé que es difícil y tarda y cuesta mucho porque vas de a poco y parece no tener fin. —miro hacia la habitación en donde no tengo división de pared, ósea que se ve todo, tampoco tengo en ninguna parte piso ni pintura pero amo mi casa, va como quiero que vaya. —Esta bien. —ahí lo miro a los ojos asintiendo y viendo que se pone feliz porque acepto—. Empecemos por el baño entonces. —Bien. —prende la tele poniendo las noticias que mira siempre, cosa que yo no hago porque ya hay mucha miseria como para llenarse de mas—. Cuando salga del trabajo vamos a hacer un pedido inmenso. —muerdo mis labios por eso pero sigo haciendo tostadas con queso—. Quiero pasar mas tiempo contigo y está semana en la que he estado contigo te comí todo Anni, no tienes mas nada que comer y si que como. —Esta bien. —No digas a todo está bien, sé que estás enojada pero sabes que es necesario ¿Qué vamos a comer? Te sale mas caro salir a comprar en los negocios del barrio y no quiero que sigas gastando de tu plata. —Gastas la tuya. —Estamos juntos en esto Anni. —come las tostadas mientras habla y si que es de los que solo su opinión vale, porque lo da todo por hecho—. Quiero esto, ¿Me dejas?. —¿Dejarte qué?. —Hacerme cargo de formar una familia. —lo miro a los ojos y creo que no le gustó mi gesto—. No hablo de hijos, ya soy abuelo, pero podemos estar los dos... Que estés tranquila sabiendo que no te falta nada, y yo puedo estar tranquilo trabajando sabiendo que estas segura acá en esta casa sin que andes limpiando casas ajenas ni aguantando pavadas innecesarias, ¿Me dejas?. —Si. —decido darle la razón ya que si le doy una negativa no la va a aceptar—. Te dejo tranquilo, hazte cargo de la casa. —terminamos de desayunar, me cambio mas rápido que él y lo beso—. Nos vemos a la tarde. —Dale. —me voy primera así mi tía no lo ve o me va a joder, el chofer nos espera afuera de nuestras casas gracias a Dios. —Hola tía. —me subo dándole un beso en la mejilla—. Hola Rubén. —¿Cómo estas Ana?. —Bien... Empezando la jornada y si que cuesta el último día. —Es verdad señorita... Pero los lunes cuestan mas. Antes no nos mandaban al chofer, nos íbamos en colectivo, igualmente nos pagaban el transporte, pero una vez nos robaron cuando íbamos saliendo del trabajo y caminábamos a la parada del colectivo, nos golpearon para robarnos las carteras que de hecho no llevábamos mas que los guantes y un gorrito porque en la mañana hace frío, y ahí fue el primer contacto mas íntimo que tuve con Hardy, nos llevó al hospital porque tomamos el colectivo en la esquina de su casa y los guardias le avisaron enseguida lo que nos había pasado, estuvo conmigo hasta que me dieron de alta y me trajo a mi casa ya que a mi tía la fue a buscar su marido y viven lejos, por ende aceptaron que Hardy me traiga, no me dijo nada ese día, solo que descanse y que no me preocupe de ir a trabajar hasta que sane, que me daba dos semanas libres con goce de sueldo ya que era su culpa que hallamos pasado por eso, que debió ser mas cuidadoso y ahí fue cuando empezó a mandarnos el chofer que nos lleva y nos trae y gracias a Dios ya no pasamos frio ni calor por andar esperando el colectivo. —Buenos días Ana. —Buenos días señora. —estoy abriendo la puerta de la habitación de Hardy con todas las cosas de limpieza. —¿Qué vas a hacer ahí?. —Voy a limpiar señora. —Sabes muy bien que Hardy no duerme en está casa hace una semana. —la miro asintiendo porque lo sé bien, duerme en mi cama pero no viene al caso decirlo. —Iba a sacar polvo para que no amontone para cuando él vuelva. —No creo que vuelva. —entra a su cuarto que queda al final del pasillo donde ella está en la habitación principal y Hardy se quedaba en la que era de Exequiel, quedo esperando a que decida que hago porque desde su habitación me mira—. Pero igualmente deja todo limpio por si viene a buscar algo. —Si. —Anna. —la miro esperando a que hable y me deje en paz de una vez por todas—. Lo que pasó el otro día... —No pasa nada. —abro la puerta así se da cuenta que no quiero hablar del tema. —Te traté de puta Anna y no está bien... Sé que no tienes nada con Hardy pero mis celos son más grandes. —asiento queriendo correr y mas me quiero ir cuando se ríe—. No sé ni porque creí que entre ustedes había algo. —con su mano abierta me señala de arriba abajo—. Mírate lo que eres. —¿Qué soy?. —siento el odio subir por mi estómago. —No tienes nada que a un hombre pueda provocar, eres gorda y fea, ¿Qué se va a fijar Hardy en ti?. —lo dice como si fuera mas que obvio y que todos ven lo que ella ve—. Bueno, me voy a descansar, no hagas tanto ruido. —entro a la habitación con mis ojos llenos de lágrimas por lo que dice, al mediodía estamos comiendo cuando aparece—. Cuando terminen pueden irse, Hardy no ha venido y siempre se quedan por su causa. —mi tía asiente feliz de irnos temprano—. Que tengan buen finde. —Gracias igualmente. —se va y con mi tía nos miramos—. Ay Anni... Parece que el señor tiene una amante. —¿Amante?. —medio me atraganto por el nombre. —¿Y qué seria sino? Una atorranta por meterse con un hombre casado y él un descarado, si quiere tener algo con ella debería divorciarse. —Tienes razón. —Bueno. —nos paramos levantando la mesa—. Lavemos esto así nos vamos de una vez. —Si. —Llama a Ruben avisándole que en quince minutos estamos. —Ya lo llamo. Llego a la casa suspirando, estoy cansada, más bien agotada diría, me duele la espalda de tanto planchar, porque si que ensucia ropa esa mujer, bueno, no ensuciar como se dice sino que se cambia mucho y aunque use la ropa dos minutos lo manda a lavar, y después es limpiar sobre limpio porque vive ella y Cami que no sale de la habitación por nada, y Hardy que era el que mas ensuciaba, pero donde tenía que cocinar mas cantidad de lo que ahora hago para Cami y Julia. Dejo todo listo en la casa ya que yo no tengo empleada, así que debo hacer mis cosas como corresponde y me tiro a dormir la siesta un rato, esto de que me eche una siesta no se me da mucho y quiero aprovechar pero no lo logro, me viene a la mente todo lo que dijeron las dos sobre que Hardy tiene una amante y me siento mal, muy mal porque es un cartel al que aunque pasen los años te sigue pegado en la espalda y todos te juzgan por eso. —Hola. —deja el saco en la silla y se abre la camisa enseguida—. ¿Estas bien?. —Me duele la espalda. —se saca el pantalón y no deja de mirarme mientras me siento así preparo la merienda—. ¿Vas a bañarte?. —Si. —Ya te dejé el agua lista. —Gracias. —me da un beso y entra al baño dejando la puerta abierta porque parece que no conoce de privacidad—. Me traje ropa, pasé por la casa y me traje bastantes cosas así no voy a diario. —en la mesa dejó varios trajes con perchas y dos bolsos, llevo todo a la habitación y así acomodarlo y que no se arrugue, hago lugar en mi placard para colgar los trajes mientras pienso en como acomodar lo otro—. ¿Cómo estaba Julia?. —lo miro asustada donde no lo oi acercarse, está con una toalla envuelta en las caderas y nada mas. —Normal creo. —abro el primer bolso sacando unos zapatos y zapatillas acomodándolas en el suelo al lado del placard donde pongo mis zapatos también—. No me hablo mucho con ella... ¿Porqué preguntas?. —Le llegó la carta de divorcio. —lo miro sorprendida—. Me llamó furiosa pero ya está, quiero estar libre para poder estar contigo como corresponde y menos mal que ya llegó. —se pone un boxer y viene hacia mi—. Quiero hacer las cosas bien por primera vez en mi vida. —¿De verdad se lo pediste?. —De verdad. —sonrío y me da un abrazo llegando a alzarme—. ¿Estas más tranquila?. —Todo el día escuché la palabra amante y atorranta. —nos damos un beso y ahí me baja—. Es un alivio para mi aunque es mas que obvio que voy a llevar ese cartel toda la vida. —Mientras sepamos la verdad nosotros va a estar bien. ***** Hardy. Sentado la miro cocinar, ya pedí desde mi trabajo todo lo que necesitamos en la casa, solo falta que lo traigan y como buen hombre yo voy a hacer todo, mi trabajo es en una empresa de construcción y mi papá nos hizo aprender todo para saber lo que pasa cada trabajador y no ser unos ignorantes, y que para que seamos hombres que puedan valerse al menos en algo que no sea detrás de un escritorio, así que emocionado estuve pensando en como agrandar la casa y que sea espaciosa y recordando todo lo que Anna me ha estado contando en como quiere agrandar y pintar ya que ella estaba sola en esto y las cosas son caras haciendo que vaya como podía. No sé si me estoy adelantando mucho con ella pero me voy a lanzar de lleno a tener algo serio, me gusta demasiado, me vuelve loco desde la primera vez que llegó a la casa con su mirada asustada presentándose mientras me tendía la mano y con su voz suave y cálida, jamás avancé por su religión ya que me daba miedo que me diga que no quiere ni verme, pero a escondidas la seguia por la casa escuchándola cantar, charlar con mis hijos y reír como loca cosa que ellos lo encontraban mas divertido que lo que hablaban y hasta a mi me hacia reír, he visto que mira mucho mis tatuajes y debes en cuando los delinea sonriendo por los dibujos y frases que me eh hecho, son todas cosas inspiradas en mis hijos, cosas que me han dicho cuando eran chicos que me marcaron, dibujos y frases que ponían en las cartas que me daban y solo espero que Anni me marque como para ponerla en mi piel también, miro mi celular alejando esos pensamientos cuando vibra y es Flor. —Hola amor. —se gira alzando las cejas y sonrío ya que me mira como diciendo, "¿A quién le dices amor?. —Hola papi. —pongo el alta voz ya que no deja de clavarme dagas con la mirada. —¿Qué estas haciendo?. —Nada... La abuela no me dejó ir donde Exe. —¿Por?. —me cargo en la mesa escuchando. —Esta enojada. —sonrío cuando habla haciéndose la inocente y si que saca de quicio a mis papás—. ¿Me vienes a buscar? No me gusta cuando está así... Vamos a tu departamento y cocino algo. —Flor, tengo que contarte algo amor. —¿Qué?. —¿Estas sola?. —miro a Anna que me hace señas que no diga nada pero no le voy a hacer caso. —Si, estoy en mi habitación, ¿Qué pasó papi?. —Te voy a ir a buscar y te voy a presentar a alguien. —¿A quién? ¿Una novia?. —Así es. —queda en silencio asustandome un poco—. No le digas a nadie, va a ser secreto de los dos, pero quiero que la conozcas porque ella es muy importante para mi y tú también. —lo digo mirándola a los ojos viendo que se pone roja—. Quiero que seas la primera. —Bien ¿Si me gusta podemos dormir juntos?. —Te va a gustar hija, prepárate ya salgo a buscarte. —Dale... Te amo. —Yo mas amor. —corto y ella niega como loca. —¿Estás loco?. —Loco por ti bonita. —le aprieto las mejillas besándola mientras sonrío—. Ya estamos hace mas de un mes así Amni, quiero que avancemos un poco más, no estar mas en las sombras, quiero darte tu lugar... Flor es mi amor mas grande y quiero que la conozcas primero. —¿Pero y si se enoja?. —Vamos a ver eso después. —agarro mi billetera que la dejo en el mueble y las llaves del auto—. La voy a ir a buscar. —Bien. —llego donde mis papás ansioso por llevarla a conocer a mi novia, la veo que baja corriendo con una mochila. —Papiiiii. —la alzo dando vueltas y riendo—. Vamos vamos antes que la abuela se ponga pesada. —Esta bien pero debo avisarle. —Me quedo acá. —se queda al lado de la puerta. —Te mandaste una y no me estas diciendo. —No hice nada, ella es pesada papá. —voy a su salón de costura y golpeo ya sabiendo que está ahí en sus ratos libres. —Mami soy yo. —Pasa hijo. —esta costurando algo muy entretenida, cuando me acerco veo que son unos vestidos para Harley y Oddette por el tamaño que son. —¿Cómo estas hijo?. —le doy un beso en la cabeza agarrando un vestido. —¿Para las nenas?. —Si. —me sonríe alzando otro vestido que tiene al lado—. Le hice a todas, este es para Sav... Les hice el mismo vestido. —Están hermosos. —Espero que quieran ponérselos... Cuando les tomé las medidas todo bien pero después es el tema. —Van a querer, si les gusta todo lo que haces. —le devuelvo el vestido así ya me voy—. Vengo a llevarme a Flor unos días. —Bueno ¿Lleva ropa?. —se para y salimos de ahí. —Si, una mochila. —la mira que está al lado de la puerta y niega. —¿Tus útiles Florencia? Tienes tarea. —Ya los traigo. —sube renegando y yo me rio. —Hardy... Yo te amo y la amo a ella. —me quedo de piedra por eso—. Pero a estado insoportable y muy rebelde ¿qué vas a hacer? No me sirve que te la lleves los fines de semana, lo que me sirve es que te hagas cargo de tu hija Hardy... Y sus hermanos no tienen porque hacerse cargo de ella cuando tiene un padre. —Estoy en eso mami... Dame algo mas de tiempo y me la llevo conmigo. —Con Julia no te la vas a llevar. —Tranquila no la voy a llevar ahí. —Ya estoy papi. —Vamos entonces. —salimos sin que salude a mi mamá donde está muy enojada y voy a la casa de Anna. —¿La conozco?. —Si... ¿Te acuerdas de Anna? ¿La chica que limpia en la casa grande?. —Si... La gordita. —Ella. —sonrío porque ella le agrada a todos mis hijos, bueno, mientras sea la empleada no sé si como mi novia—. Ella es mi novia Flor. —¿De verdad? ¡Que lindo!, ella me gusta. —A mi mas. —nos reímos por eso—. Vamos a ir a su casa y pórtate bien ¿si?. —Ella me gusta, me voy a portar bien. —llegamos donde Anna y entro el auto de inmediato, Flor me mira nerviosa mientras entramos a la casa. —Anna. —se para nerviosa y la mira sonriendo, Flor se acerca dándole un beso en la mejilla. —Me gusta que seas la novia de mi papá Anna. —¿Si? ¿Por?. —Porque eres buena y hermosa... No como la bruja esa de Julia que me arranca los pelos cuando me ve. —Anna abre grande los ojos por eso. —¡No por Dios santo!, ¿Cómo va a hacer eso?. —no digo nada pero su mirada dice, después hablamos—. Tu papá me ha contado que cocinas muy rico. —Flor me mira con sus ojos brillante s al saber que hablo de ella—. Y me gustaría probar algo de lo que hagas. —Por supuesto. —saca de la mochila su delantal que lo lleva a todos lados—. Nadie cree que con diecisiete años sepa cocinar pero si sé y me encanta. —Bueno... Deléitanos hija. . .
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