Capitulo 5

1214 Words
—Sara, despierta hija por favor ¿Me escuchas? — ¿Que paso? —Te has desvanecido hija, en el comedor perdiste la conciencia, tu padre te ha traído a tu habitación, pero has tardado en recuperar la conciencia. —Me duele la cabeza. —Debe ser el golpe hija, fue bastante fuerte, pensé que te había pasado algo más. —No veo a papá. —Tu padre se fue molesto contigo, solamente te ha traído a tu habitación y luego se ha marchado, no quería discutir más. —Es que ustedes me quieren críar de esa manera, pero no es así, el cocinar no me hará menos. —Hija, lo dices porque no conoces realmente lo que sucede, el porqué tu padre no quiere eso. —Entonces cuéntame, talvez logro entender un poco. Mi madre desvió su mirada —Esas son cosas que no quisiera recordar, solo deja de comportate así, lo tienes todo, tienes casi una carrera finalizada y un lugar donde poder trabajar como jefa. —De que me sirve tener casi un título, si he olvidado todo, no recuerdo ni que estudié, prácticamente ahora solo soy una mujer cualquiera que no sabe hacer nada, ustedes son unos egoístas que no me permiten poder aprender algo y no depender de nadie realmente. — ¡YA BASTA SARA! Sabes, haz lo que quieras, pero la que realmente no valora el esfuerzo de sus padres eres tú, haz lo que quieras de tu vida, pero eso sí, no estando en nuestra casa, si lo que quieres es humillarte, ensuciarte las manos paraa poder comer un plato de comida que no se igual al que nosotros te damos, pues hazlo, pero verás que la vida allá es muy diferente, la realidad alla es otra, solo espero que cuando decidas regresar a casa no sea demasiado tarde. Mi madre sale de mi habitación tirando la puerta, me había echado de mi propia casa, solamente pude respirar profundo, ví una mochila vieja, tomé un par de ropa y me disponía a irme, busque entre mis cosas y Vi varias joyas de valor, si las lograba vender podría alquilar en algún sitio y no estar bajo techo, pero fui interrumpida por Patricia. —Señorita Sara no haga esto locura por favor, no arriesgué su vida, usted es una persona muy inteligente. —Patricia lo siento, pero realmente mis padres no me quieren lo único que ellos ven en mi es que soy su hija por sangre, pero al final tú eres más madre que mi propia madre, solo espero que no te despidan al irme. Ella solo agacha la cabeza. —Dime la verdad ¿Te han despedido? —Su madre me echa la culpa que usted actúa así por cosas que yo pude haberle dicho, por tal motivo me corre de la casa sin reconocerme nada por mi tiempo laborado. Eso me enfureció más, no es posible que solamente busque u. culpable cuando la culpa la tenga mi madre como tal. —Esto no se quedará así, te está mandando a la calle directamente, iré a hablar con ella. —No señorita, no haga eso, no haga más grande todo esto, solamente escuché mi consejo quédese en casa, no busque lo que no se le ha perdido. — ¿Que pasará contigo? Te quedarás en tu casa. —No es del todo cierto, su padre me entregó las llaves de mi casa cuando usted tenía 7 años, simplemente se sintió agradecido por mi tiempo y dedicación que le brinde a usted. —Al menos hicieron algo bueno. —Además yo tengo mis ahorros, con eso podré vivir un tiempo. —Se me ocurrió una idea, alquilame una habitación y así tendrás un ingreso, luego yo buscaré un trabajo. —No me ponga en esa situación por favor, además yo no podría cobrarle por un techo, usted es como una hija para mí, la he cuidado desde los primeros meses de vida, estos brazos la sostuvieron, no sería capaz de hacer eso. —No me harás cambiar de opinión, por eso es que mi madre está así como loca. Patricia solo me quedo viendo, pero yo continúe guardando mis cosas, ella simplemente se fue y luego regresó a mi habitación con su maleta. —Solo espero no arrepentirme de esto. —Vera que no, además si vendo mis joyas, podremos vivir un tiempo Ella simplemente se tapo su rostro, debió haber sentido bastante pena en llegar a esta situación, las dos bajamos y antes que llegará a la puerta, mi madre nos detuvo. — ¿Para donde crees que vas? —pregunto mi madre, Patricia se mostraba con cara de miedo. —Tu misma me has corrido de casa, así que simplemente estoy cumpliendo con lo que has ordenado, niña malcriada. Mi madre se acercó a mi para tomarme de la oreja, pero antes que pudiera alcanzarme le evité. —No soy una niña pequeña a quien puedes jalar de la oreja. La puerta principal se abrió, era papá quién estaba llegando. — ¿Que es lo que sucede aquí? —Tu hija, está de loca que se irá de la casa. —Ella fue quien me corrió de la casa y también corrió a Patricia, hasta trato de jalar mi oreja para que no salga. Mi padre volteó hacia mi madre. —Patricia por favor lleva a Sara a su cuarto y por favor esperen ahí, nadie se irá de esta casa sin que yo lo ordené. — ¿Le darás la razón a ella? —grito mi madre. —Contigo hablaré ahorita, así que me le bajas el tono de tu voz. Patricia me tomó de la mano y me llevo al cuarto, se miraba bastante nerviosa. —Nunca había visto a su madre de esa manera. — ¿Tu sabes que le pasó a mis padres? Porque mamá me dió a entender que algo les había pasado y por eso no querían que yo aprendiera a cocinar. —Yo realmente no sé mucho de ellos señorita Sara, en mi trabajo uno aprende a hacerse los sordos y mudos. Pasaron alrededor de 30 minutos cuando mi padre entra a mi cuarto. —Patricia quiero que vayas a tu habitación, luego yo hablaré contigo, por el momento déjame a solas con mi hija. —Si señor como usted ordene. Patricia salió rápido de mi habitación y mi padre solo suspiro. —Hoy si que has echo que tu madre pierda la cordura. —Yo solamente quise saber un poco más y ella me ha corrido de casa y luego fue tras Patricia. —Hija, yo sé que esto no es nada fácil para ti, pero debes entender algo, la vida de nosotros no siempre ha Sido tan fácil, por eso nos propusimos darte todo. —Pero yo quiero saber que es lo que han pasado, además aprender a cocinar no me hará menos. Mi padre volvió a respirar profundo. —Yo te lo contaré, pero antes que nada deberás de prometer que no volverás a intentar irte de casa. —Si Patricia se queda yo me quedo. —Patricia, se todo el cariño que puedes tenerle, pero no te preocupes por ella, no la voy a correr, he hablado con tu madre y ninguna se irá.
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