¡Con mi hija no!

2473 Words
Aron como suegro, lo que ustedes pidieron XD. —Hazlo, como lo practicamos. —Pero mamá… —Tienes que hacerlo tu Ailana —Pero mamá… —Solo dilo. Se directa, clara y segura. ¿Lista? Ailana, miró la puerta de madera negra cerrada frente a ella antes de enderezar los hombros y entrar mostrando toda la confianza que en realidad no sentía. La elegante oficina, perfectamente ordenada al grado de sospechar de TOC y el enorme hombre sentado tras el escritorio no fueron de ninguna ayuda. —¿Qué ocurre, Ailana?— le preguntó él sin mirarla pero con un cálido tono que significaba que pese a tener los ojos sobre los papeles en su escritorio en realidad la estaba escuchando. —Papá yo… tengo, bueno… hay un chico en la escuela… —No. Cualquier argumento que hubiese podido salir de su boca murió con su negativa. —¡Aron! Su madre intervino con voz firme antes de que Ailana pudiera entrar en pánico. Con la presencia de su madre, su padre finalmente levantó el rostro de su escritorio. —Dije que no— fue firme. —¡No puedes enclaustrarla, Aron!— pero su madre también lo fue. —¡Es mi hija! —¡Es tu hija, no tu brazo o tu pierna! Tiene derecho a tener una vida. —¡No con un inútil muerto de hambre que no es capaz de darle ni la mitad de lo que yo le doy. —¡Tienen doce años, por Dios! “Debes mantenerte relajada, tranquila y mesurada, entonces convencerás a tu padre” Ailana no pudo evitar recordar las palabras que su madre le aconsejó justo antes de hablar con su padre. —Dije que no y se acabó, no voy a seguir con esta discusión— la cortó su padre volviendo a su trabajo ignorando a su madre intencionalmente. Oh no… Cuando su madre se llevo las manos a la cintura era una clara muestra de problemas serios. —Muy bien— se volvió hacia Ailana— entonces YO te doy permiso. Puedes salir con ese chico. El sonido sordo de las cosas de su padre cayendo de su escritorio la sobresaltaron solo a ella, su madre apenas y parpadeó. —Ella no irá a ningún lado. Esta vez fue el turno de su madre de ignorar a su padre y comenzó a empujar a Ailana por los hombros para que saliera de la oficina. —Alístate para la escuela. —Pero mamá… Cuando notó las miradas furiosas que sus padres se dieron supo que no quería estar en el fuego cruzado así que tomó la oportunidad de salir corriendo. ──────────═❁═────────── Evadió intencionalmente la mirada de Gerald. Si él lo notó no dijo nada, ni siquiera hizo el intentó de acercarse a ella lo que realmente le dolió. Gerald era su mejor amigo. Fue su primer amigo cuando estaba muriendo de terror por entrar al preescolar y ocho años después siguieron unidos a la cadera como si fueran hermanos. Pero no lo eran y con la entrada de la adolescencia en sus vidas eso solo se hizo más evidente para ambos. Cuando Gerald le pidió salir, no como amigos, si no en una cita, Ailana realmente entró en crisis. Nunca había visto a su amigo de la infancia de esa manera, simplemente era algo platónico, pero cuando él se le propuso en realidad no se sintió mal, se sintió… Natural, cómo si una parte de ella solo hubiese estado esperando ese momento. Por la reacción de sus amigas, parecía que no era la única. Su relación era confiable, reconfortante y emocionante. Todos en la escuela estaban felices por ellos, muchos simplemente dijeron que habían tardado demasiado, incluso su tía Irene le dió una aterradora platica sobre prevención de bebes que terminó con Ailana cargando una espantosa caja llena de preservativos en su mochila y de la que aún no sabía como deshacerse. Si su papá llegaba a encontrarla estaría definitivamente muerta. Y su madre conocía a la madre de Gerald y ambas siempre se llevaron bien. Todo era perfecto. Solo que no lo era. Su padre… él no permitiría que Ailana tuviera novio, ni ahora ni en veinte años, él no consideraba a nadie lo suficientemente bueno para ella, y Ailana no se imaginaba que tipo de cualidades tendría que tener un chico para convencer a su padre. Estaba segura de que si Gerald descubría la cura del cancer y ganaba el premio novel de la paz, su padre aún encontraría una razón para rechazarlo. No había esperanzas. Tendría que hablar con Gerald y decirle la verdad. Su corazón dolió con la idea de que incluso su amistad quedara arruinada ahora. Ella realmente no quería perderlo. —Gerald, tengo que hablar contigo— le dijo alcanzándolo en la fila de la comida. Gerald la vió por encima del hombro antes de asentir. Le hizo un gesto a sus amigos quienes comenzaron a molestarlo con gestos obscenos a los que apenas y le dió importancia mientras la seguía hacía los pastos. Ailana tomó aire para hablar pero fue interrumpida. —Tu padre no quiere que salgas conmigo. Ailana soltó el aire que tenía contenido mientras Gerald terminaba la idea por ella. —Si.— respondió derrotada. Gerald sonrió con resignación, no parecía en absoluto sorprendido. —Entiendo. —Realmente lo siento— comenzó ella a disculparse.— de verdad quería salir contigo. Se sobresaltó al sentir su mano levantar su rostro que se había bajado al suelo con vergüenza. Ailana fue mas alta que Gerald durante toda su infancia, pero después de unas vacaciones de verano, Gerald había dado el estirón y de pronto el resto de las chicas en la escuela comenzaron a notarlo, de niño su madre decía que era como una papa cruda por su piel pálida y su cabello cenizo, pero conforme fueron entrando en la adolescencia su cabezo oscureció un poco y el deporte lo hizo broncearse ligeramente y ensanchar su cuerpo. Ahora era un chico difícil de ignorar. Incluso para ella. Ailana por el contrario siempre fue linda y la buena genética de sus padres sin duda tenia algo que decir sobre ello, desde que era un bebe fue alabada por su bonita apariencia, sus facciones angelicales y sus oscuros ojos tan negros y profundos que las personas decían que era como una muñeca de porcelana. Claro que ninguno de esos halagos fue dicho frente a su padre, no sin que él enloqueciera. —Hablaré con él— dijo Gerald con tal firmeza que enmudeció por un segundo antes de recobrar la razón. —¡¿Con mi padre?! ¡Por supuesto que no! ¡Te matará! Para su horror Gerald no pareció ni un poco disuadido. —Gerald… por favor no lo hagas, mi padre no… no… no lo entenderías. Claro que no podía decirle que su padre era el jefe de la mafia. —Él no es alguien… normal— se limitó a decir. Gerald sonrió con suficiencia y lo que salió de su boca pareció una perfecta sentencia de muerte. —Yo tampoco lo soy. ──────────═❁═────────── Hacía años que Aron no se ensuciaba las manos. Tal vez hoy rompería su buena racha. —Buenas tardes, señor. Soy Gerald, soy compañero de la escuela de su hija Ailana y… —Largo.— lo interrumpió con una voz que estaba acostumbrada a mandar y ser obedecido. —No. La silla del escritorio de Aron rodó suavemente hacía atrás al ponerse de pie. —¿Perdón? Gerald sonrió sin perturbarse. —Una disculpa señor, lo que dije fue: no. Oh, ese niño estaba tan muerto. Aron no acostumbraba a matar niños, pero siempre podía empezar a hacer algo nuevo. —Se que ya debe saber quien soy, no solo porque disfruto mucho de estar en compañía de su hija, si no porque se que nos envió a investigar a mi y a mamá. Raro… Este niño era raro. Aron pudo notarlo inmediatamente. La forma en que hablaba y se movía para ser tan solo un mocoso de doce años. Había algo inquietante en él. No lo quería cerca de su hija. —Como seguramente ya lo sabe soy un chico normal. Mi padre murió, mi madre me ha cuidado desde entonces, la ayudo con las ventas por internet y tengo buenas calificaciones, estoy en el equipo de basquetbol y hago servicio voluntario en un albergue de animales y salgo con mis amigos a las canchas los sábados. No hay mucho más que decir y se que a estas alturas ya debe saber incluso mi tipo de sangre, sin embargo, me gustaría añadir que soy un chico persistente y decidido, también soy respetuoso y fui bien educado. Se que usted no es un padre que dejaría pasar una falta a su hija y lo respeto por eso, Ailana es mi familia y siempre lo será. Voy a cuidar bien de ella. Si definitivamente raro. Su lenguaje verbal y corporal no eran habituales para un niño que apenas empieza la pubertad. Aron se sintió incluso más repelido hacía él que si se hubiese puesto a lloriquear en el suelo. En cambio estaba tranquilo y elocuente en la oficina de un asesino experto. Y por algún motivo, Aron sintió que ese chico lo sabía, de lo que Aron era capaz.. y eso no lo estaba deteniendo. Aron caminó hacía él con un paso lento, el caminar de alguien que sabe que el mundo le pertenece. Por primera vez desde que entró pudo ver un atisbo de temor en el chico más bajo pero sorprendente no retrocedió cuando Aron estuvo frente a él. —Cinco escoltas— respondió y el chico no pareció comprenderlo— cinco escoltas de cuatro hombres cada una, irán al lugar que yo elija y Ailana estará vigilada en todo momento. No puedes tocarla, acercarte a menos de medio metro, ni mirarla de forma inapropiada, un paso en falso y no volverás a jugar basquetbol en tu vida, si le pones una mano encima ni siquiera podrás volver a comer sin una sonda. ¿Fui claro? Gerald tragó saliva mientras las imágenes aterradoras pasaron por su cabeza, pero para sorpresa de Aron el chico de pronto sonrió como si todo lo que se hubiese registrado en su cabeza es que tenia permiso para salir con su hija. —Si señor. —Largo— dijo entonces y su asistente no tardó en ir por el chico para sacarlo de su oficina con rapidez. Volvió a sentarse a su escritorio con mucha menos energía antes de decir: —Se que estabas escuchando. La puerta volvió a abrirse cuando su esposa entró. —No imaginé que cederías— dijo rodeando el enorme escritorio para llegar hacía él y sentarse en su regazo. Aron apretó los brazos al rededor de su esposa y recargo su frente en la de ella. —Ella esta creciendo. ¿Cómo voy a lidiar con ello? Lu acaricio su rostro con afecto. Lo entendía. —No importa cuantos chicos entren por esa puerta en un acto de valentía esperando salir con Ailana, ninguno podrá cambiar el hecho de que eres su padre. —¿Chicos?— dijo con horror— ¿Habrá mas? Lu rió antes de inclinarse para besarlo. —Sobrevivirás.— le respondió. Pero tal vez ellos no lo hagan. Añadió en su mente. Sin duda el chico que ganara el corazón de Lu tendría que ser alguien lo suficientemente resiliente como para enfrentar las amenazas de su esposo sin amedrentarse. Sin duda ese chico sería el indicado al final. Ailana no se merecía menos. —Y yo siempre estaré a tu lado. Lo que venga por delante será una pelea compartida. Lu brincó cuando la mano de Aron se las arregló para empujar su vestido demasiado arriba. —Lo se, eres mi reina, jamás te dejaría ir. Volvieron a encontrar sus labios y la peligrosa mano de Aron volvió a subir, quizá demasiado… Entonces un sonido suave y hermoso llegó a sus oídos. Caruso en violín. Sin duda Ailana ya había llegado a casa. Solía tocar el violín cuando estaba preocupada. —Ella cree que mataste a su pretendiente. Aron sonrió sin ningún remordimiento. —Lo haré cuando me de la primera razón para hacerlo. Lu sonrió. Se estaba volviendo blando. —¿Recuerdas esa canción? —Amaba oírte tocarla. Siempre fuiste tan talentosa… De pronto la expresión de Aron cambio, se oscureció. —Yo… jamas me disculpé por lo que te hice. Si yo no hubiera. Ella unió sus labios interrumpiéndolo. —Yo tuve la oportunidad de irme, tuve la oportunidad de ir a mi audición, pude dejar todo atrás e irme, pero yo elegí quedarme y no me arrepiento. No cambiaria nada de esto. —Sabes que no hay nada que puedas decir que me haga sentir menos culpable. Ella se acomodó para quedar a horcadas sobre él. —Al menos haré que se te olvide— dijo frotándose sobre su regazo y haciendo que él apretara los ojos con placer. —Eres un peligro, principessa. —Lo se— añadió antes de volver a besarlo, esta vez con mucho más calor— te amo. —No más que yo. Justo antes de que pudieran volver a besarse Aron se detuvo. —Ese chico… salió de la casa ¿verdad? Lu sonrió divertida. —Yo no lo ví hacerlo. En un segundo Aron estaba fuera de la oficina. Lu apenas pudo procesar el momento en que la sentó en el escritorio con cuidado y agilidad antes de azotar la puerta detrás de él. Una sonrisa involuntaria llenó su rostro después de procesar lo que había pasado. No estaba mintiendo, se arrepentía de muchas cosas, de haber herido a personas que no lo merecían, de haber engañado a quienes no tenían ninguna culpa, siempre llevaría en su conciencia a Owen, el dolor de Irene, su actitud hacia su madre, pero si de algo no se arrepentía era de haber elegido quedarse. Después de años de dolor, de rencor y de dudas, finalmente podía decir que era feliz. Realmente feliz. Se levantó de un salto del escritorio muy alto para ella y corrió fuera de la oficina lista para evitar que su maravillo pero algo psicópata esposo matara al lindo novio de su hija. Ese chico… le recordaba a alguien. Nota de la autora: Parece que Aron encontró la horma de su zapato, pero un chico con menos carácter no le sobreviviría a Ailana con ese padre. ¿Alguien noto la referencia a zootopia? XD Con este Extra finalizamos el libro de extras, tal vez agregué más en el futuro pero ahora quiero centrarme en el nuevo libro, muchas gracias por todo su cariño y siento mucho la demora. Las amo. Nos vemos en el nuevo proyecto.

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