capitulo 3

1476 Words
—Prefiero ser Maggie —dije y no me dejo terminar de hablar. —Porque eres enamoradiza —dijo y levanto las cejas juguetonamente. —No, solo porque es la mas linda para mi gusto—dije obvia. —La hermana es sexy, va lo era porque seguro ya esta muerta o echa un zombie —dijo consternado. —Daryn era sexy —hable y el asintió frunciendo los labios. Reí de su estupidez y seguí manejando por algunas horas hasta que el sol empezó a iluminar el camino y ahí recién Joaquín pudo pegar un ojo. en el camino pude ver a un grupo de zombies comer una familia entera, seguro los habían agarrado durmiendo en el medio del camino, pude ver a un niño convertido en eso y me dieron ganas de llorar, el ver como su cuerpo se retorcía en el suelo mientras se iba convirtiendo era algo que ni en las peliculas había visto. No entendía como un virus podía matar toda neurona, razonamiento y todos los recuerdos de un humano haciéndolo que coma a personas, debía llegar rápido con papa, el era científico y tenia una pequeña farmacéutica, tal vez sepa algo o pueda hacer algo al respecto. Hace unos años, bien de pequeña. abre tenido unos 9 u tal vez 10 años empecé a ver the walking dead y déjenme decirles que me volví bastante obsesiva, muy locamente, creía ciegamente que el virus estaba creado y solo faltaba esparcirlo para luego vender un tipo de cobertura para que si te muerden no te conviertas, todo negocio de grandes farmacéuticas. Papa siempre me decía que deje de pensar en esas cosas pero nunca negaba mi teoría y al ver como estamos ahora creo que muy lejos de la realidad mi teoría no estaba, me la pase meses viendo películas aunque algunas eran muy fantasiosas, estudiaba su forma de moverse, sus debilidades y demás. Tenia un cuaderno lleno de anotaciones sobre este tema, posibles lugares seguros para quedarse con una posible apocalipsis zombie, lugares donde conseguir armas, todos los negocios y gasolineras en muchas millas a la redonda, todo lo que debía tener en una mochila y como debía actuar en diferentes situaciones. Recuerdo que insistí tanto que papa me llevo a clases de tiro pero como solo fue una no me quedo nada, luego cuando fui creciendo me centre en mis amigos, los chicos y demás hasta que me olvide definitivamente de mi obsesión. Recuerdo que mi abuela decía que ese cuaderno era mi propia biblia ya que lo llevaba conmigo a todos lados adonde iba, siempre buscando un zombie para empezar con mi travesía pero nunca paso, hasta ahora que recuerdo muy poco de lo que hay en ese libro. Cuando se hizo mediodía según lo que marcaba mi celular desperté a Joaquín para que condujera, entre los dos nos tomamos mas de 4 botellas de agua ya que hacia un calor infernal y no quería prender el aire porque cualquier desperfecto no dejaría que el auto siga andando. —Solo faltan algunas horas para que lleguemos, deberías avisarle a tu padre —me dijo Joaquín antes de que cerrara mis ojos. —No creo, cuando entremos a la cuidad abra zombies por todos lados Y no se si podremos pasar tan fácil por las calles como lo venimos haciendo —hable y lo mire—. Descansare un poco despiértame rápido por cualquier cosa que pase —dije y asintió, cerré mis ojos esperando el cansancio que rápidamente me gano. A las pocas horas Joaquín me despertó y lo hice muy exaltada pensando que algo pasaba pero no, la calle estaba llena de autos por ende no podríamos pasar en el nuestro asique debíamos caminar. —Hay que sacar el mayor peso posible de las mochilas, ropa solo una muda si es posible, solo llevaremos los alimentos, el agua, las linternas, las colchas por si no llegamos antes de el anochecer y por supuesto las pistolas —dije y empecé a vaciar mi mochila seguida de Joaquín. —Llevare un bidón de nafta por las dudas, podemos encontrar un camino angosto y recorrerlo —hablo desde su poca inteligencia haciendo que me sorprenda. Le envié un mensaje a papa de que ya habíamos llegado a la cuidad pero debíamos recorrer de aquí en mas a pie, que estábamos bien y que esperábamos llegar antes de el anochecer sino nos resguardaríamos en algún lugar seguro para su tranquilidad. Apague el teléfono para que no pueda llegara sonar en algún momento inoportuno y lo guarde en la mochila, nos miramos entre los dos y asentimos, bajamos de el auto y lo cerro con llave, con nuestras armas en la mano empezamos nuestra caminata atenta. tratamos de no hablar. Hice seña con mis dos dedos señalando a mis ojos y luego abajo de los autos para que este atento, miramos dentro de todos los autos y en casi ninguno había gente, en algunos si pero estaban tan comidos que no pudieron convertirse, era tan feo ver a new york así, sin gente con los negocios vacíos, sin rastro de vida humana aparte de nosotros dos, sentimos como disparos a lo lejos se podían oír, nos miramos y negamos, no seria muy difícil subir a una azotea y ver que pasa pero también seria un tiempo perdido. El camino que en auto se hacia en 20 minutos ahora se debía hacer caminando y podíamos tardar de 4 a 10 horas dependiendo si debemos escondernos o no, paramos solo a tomar agua y a comer una barra energética mientras que los pocos zombies que se podían ver estaban lejos y entretenidos con algún cuerpo o buscando algún movimiento por eso había que tener ojos en todos lados. Las gotas de transpiración corrían por nuestra cara y caían a la ropa o al suelo, casi no podía tener los ojos abiertos en el sol y justo vi un local de ropa que usaban los niños de papa, Gucci. Mire a Joaquín y señale el local el no entendió pero me siguió, entramos y el se quedo en la puerta mientas que yo revisaba todo el lugar y por suerte no había nadie, asentí y el cerro las puertas con cuidado —¿Te dio un ataque de vestir a la moda? —bromeo Joaquín. —No idiota, el sol no me deja ver asique aquí me imagino hay gafas —hable y mire hacia los lado, el me señalo detrás de mi espalda los estantes con gafas, sonreí y camine hacia ellos. Agarre unos negros lo bastantes comunes ya que había unos con hasta forma de guitarra eléctrica, mire a mi compañero y sonrió levantando sus pulgares para arriba. —No debemos disparar —hablo—. Debemos tratar de buscar algunos cuchillos porque si sale un disparo de nuestra arma deberemos correr mucho —asentí dándole la razón y salimos de el local, atentos a los zombies y buscando un negocio de cuchillos o algo que no sea ruidoso y pueda matarlos. La electricidad funcionaba aun y pudimos disfrutar de un helado junto a un refresco bien frio y sin pagar, cambiamos nuestras zapatillas por botas cómodas para caminar correr y tener estabilidad. Encontramos la casa que necesitábamos, agarramos varios cuchillos y yo un bate de beisbol que vi por ahí, me separe un segundo de Joaquín y cuando volví a donde el estaba tenia a un zombie delante de el mientras trataba de sacar un cuchillo de su cadera pero los nervios y sus manos temblorosas lo traicionaron, no lo dude y corrí con el bate en la mano y cuando llegue lo suficientemente cerca le pegue tan fuerte que se partió, el zombie cayo al suelo pero quiso levantarse, en ese momento Joaquín le atravesó el cráneo con el cuchillo, nos miramos y suspiramos aliviados. —No se de donde salió, me di vuelta dos segundos y estaba allí —me explico. —Perdón por dejarte solo, no se repetirá —dije disculpándome. —No hay problema —dijo el sin rencor. —Lose pero no debemos, tenemos que cuidarnos la espalda y si nos separamos no será fácil —le explique y el asintió dándome la razón. —Sigamos nuestro camino ¿falta mucho? —me pregunto ya cansado de caminar bajo el sol. —Si, unas 20 cuadras, podemos apurar el paso y dejar de parar —reí—. Podemos llegar en poco así descansamos y tomamos un buen baño —sonreímos y seguimos con nuestro camino—. Seguro mi padre nos esta esperando con unos buenos garbanzos enlatados —el hizo una cara de asco y yo reí levemente—. Y bueno, seguro el olor a comida atraiga a los muertos. —O a los vivos —dijo Joaquín inteligentemente y yo asentí dándole la razón.
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