La primera ola de calor me golpea y maldigo. Salgo corriendo al aire libre. Los vientos fríos golpean las gotas de sudor que cubren mi frente, dándome un alivio temporal. Mientras apretaba mi estómago que se retorcía de dolor. He esperado demasiado tiempo.... Volkan no vendrá. Cambiando a mi pequeña loba marrón que era del tamaño de un zorro, salí corriendo al exuberante jardín verde, sin preocuparme por nada más. Decidida a llegar al bosque. Mis garras son pesadas y mi cuerpo tambaleante de dolor, pero no me detengo. Hoy es hacerlo o morir. Apenas 5 minutos adentrándome en el bosque y los aullidos de los lobos comienzan a resonar a mi alrededor. Haciendo que la adrenalina corra por mis venas. La determinación de salvar mi virtud era insondable hoy y se lo iba a demostrar a él. Ot