Capítulo 3: Decepción profunda

938 Words
—¿Tu amante? Repitió Gavin, perplejo, sintió que el suelo se movía a sus pies. Su novio. El chico con la que estaba saliendo. Su pareja. Todos eran términos que podría haber usado. Pero no, para Raymond no era otra cosa que un amante. De repente fue como si pudiera ver en su frente un enorme cartel de neón que decía “Puta” no era otra cosa que eso. ¿Un hombre al cual él había comprado? Gavin sintió náuseas. >>—¿Eso es lo que soy para ti? Se las arregló para preguntar, su voz fue apenas un murmullo, Raymond dejó escapar un suspiro. —Siéntate un momento y deja que te prepare una copa. Yo he tenido una semana muy larga y evidentemente tú estás disgustado por alguna razón. No comprendo por qué tan de repente me preguntas esto. Pensé que todo estaba claro cuando comenzamos a follar. Pero al parecer me equivoqué, como sea no es bueno para ninguno de los dos tener esta discusión ahora… En ese momento sonó el celular de Ray, fue a buscarlo a su mesita de noche, Gavin estaba perplejo y parecía que sus pies se habían plantado al suelo. —Ahora no es un buen momento Vincent… Gavin se puso tenso al escuchar ese nombre, era el abogado de la empresa. A él jamás le había gustado, en un par de ocasiones quiso propasarse con él. >>—De acuerdo, los recibiré. Ray término la llamada y se acercó al armario para sacar un pantalón y una camisa. >>—Tengo que hacer una cosa, Vicent me ha enviado unos documentos urgentes que requieren mi atención, no tardaré mucho. Ahora que Steven está de vacaciones me toca hacer a mí todo el trabajo. Steven era el hermano mayor de Raymond, en cierta forma eran tan parecidos y diferente a la vez, aunque Steven era dos años mayor que Ray. Juntos podrían pasar por gemelos, mismo cabello, piel bronceada y color de ojos, pero Steven era mucho más tranquilo que Raymond. Donde él era un gran experto en fiestas, relaciones públicas y escándalos amorosos, Steven era tranquilo, reservado y serio. >>—No tardaré. Ray no espero respuesta. Y tampoco era que Gavin pudiera hablar para contestarle. Estaba anonadado y sentía que todos sus sueños y esperanzas estaban cayendo en pedazos. No supo cuánto tiempo estuvo ahí, parado, en el mismo lugar, con su vista fija en ningún lugar en particular, Raymond volvió a entrar en el dormitorio, al ver la mirada de furia en sus ojos tembló. —Te quiero fuera de mi casa ahora mismo Gavin lo miró, perplejo, ¿Había oído bien? —No te entiendo… —Recoge tus cosas y marcharte de aquí, antes de que llame a seguridad. —Raymond, ¿Qué ha pasado? ¿Por qué estás enfadado conmigo? ¿Es porque me ha molestado que dijeras que soy tu amante? Ha sido una sorpresa para mí, yo pensé que era algo más… La verdad era que la situación era absurda, al que le habían destrozado el corazón era él y Ray parecía el ofendido aquí. —Si no quieres que te eche yo mismo, vete ahora. Insistió él, con total frialdad. >>— ¿Creías que ibas a engañarme? Le preguntó luego, mostrándole los papeles que llevaba en la mano. >>— ¿De verdad creías que iba a tolerar que me traicionaras? —No sé de qué estás hablando. ¿Qué es eso? —Me has estado robando. Dijo Raymond, con una desdeñosa sonrisa. >>—Tienes suerte de que no llame a la policía, pero lo haré si vuelvo a verte. —¿Robarte yo? Repitió él, tomando los papeles. Uno de ellos era un email de la empresa, había información interna. Detalles sobre planes de construcción de un rascacielos, fotocopias del plano, nada de aquello tenía sentido para él. Desde que renunció a su trabajo se había desconectado completamente de todo lo relacionado con Griffin y Asociados, Ray demandaba todo su tiempo y atención. —¿Crees que yo he robado esto? —Tu firma está ahí, así que no lo niegues, te quiero fuera de aquí lo más rápido posible. Gavin tenía un nudo en la garganta que le impedía tragar saliva, ¿Cómo podría Raymond siquiera considerar Gavin lo traicionaría de algún modo? No podía pensar o reaccionar apropiadamente. Atónito terminó de vestirse Se colocó los zapatos y se dirigió a la puerta, ni siquiera se le ocurrió recoger sus cosas, esto le parecía tan irreal, apenas si podía moverse, se sentía entumido y desorientado y tan cansado… ¿Cómo se retorcieron tanto las cosas? Solo quería marcharse de allí cuanto antes mejor, sin mirar a Ray a la cara, se detuvo antes de cruzar la puerta. —¿Cómo puedes pensar eso de mí? Musitó, casi sin voz, antes de darse la vuelta. Entró a ciegas en el ascensor, en el lobby del edificio, el conserje sorprendido por lo pálido que se veía, se ofreció a buscarle un taxi. Pero Gavin negó con la cabeza, caminar le sentaría bien, tal vez unas horas fuera serían suficiente para que Ray se calmara y después poder hablar con él. Aunque no quisiera hacerlo, estaba determinado a hacerle entender que todo aquello era un terrible error y tenía que haber alguna manera de aclarar las cosas. Angustiado como se sentía no prestó atención al camino y al cruzar la calle lo último que vio fueron unas luces segadoras, un dolor recorrió todo su cuerpo y después no sintió nada y su mundo se sumió en la oscuridad.
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