Capítulo 4 En segundos rompen mi corazón

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Punto de vista - Catherine Vuelvo a casa aturdida. «Parece que vas a tener trillizos. Enhorabuena». Las palabras del médico resuenan repetidamente en mi cabeza. «Trillizos. Tres bebés. Tres». Estoy llena de emociones que no puedo precisar. ¿Alegría? ¿Emoción? ¿Miedo? ¿Pánico? No tengo tiempo para analizar lo que siento, ya que las tareas que tengo que hacer se precipitan dentro de mi cabeza. Tengo que informar al restaurante de que por ahora solo puedo seguir trabajando hasta dentro de dos meses. Tengo que mudarme a un apartamento más grande. No puedo seguir imponiendo a Mónica, mi mejor amiga, mis tres hijos. Tengo que trabajar más duro ya que ahora tengo tres bebés que cuidar. Mis tres ángeles. Me pregunto, «¿qué pensaría James de esta noticia?». ¡Se habría quedado sin palabras! Sonrío pensando en lo que podría haber sido. «No Catherine. No seas pesimista. Todavía puedes tener la familia que siempre has querido». Mi corazón se aprieta. La realidad se impone a medida que pasan los días, pero sigo teniendo esperanzas por el bien de mi hijo... de mis hijos. No quiero que crezcan sin saber quién es su padre. Sacudo la cabeza, deteniendo esa línea de pensamiento. No, no dejaré que la alegría de ver a mis hijos se vea empañada por James. Al acercarme a las puertas del apartamento, veo que un hombre toca uno de los timbres. Lleva un traje marrón muy elegante y unos zapatos muy caros. Por detrás, puedo ver su pelo n***o escaso de canas. Al acercarme me doy cuenta de que está llamando al timbre del apartamento de Mónica. —Disculpe señor, ¿busca a Mónica? Todavía no está en casa. —Oh no, he venido a hablar con usted, señora Edwards. Mi cuerpo se tensa al escuchar cómo se dirige a mí. —¿Parece que tiene la ventaja de saber quién soy, señor...? —El Señor Robert Smith, señora, soy el abogado del Señor Edwards. Al escuchar su respuesta, mi mente se pone en alerta. Mantengo la sonrisa pegada a mi cara, esperando que parezca genuina. Saco la mano para estrecharla mientras respondo. —Oh, ya veo. Es un placer conocerle Señor Smith. —Robert, por favor —Muy bien, entonces por favor llámeme Catherine. ¿Puedo preguntar de qué quiere hablar? De repente me mira con simpatía. —Me disculpo Catherine. Pero he venido a dar malas noticias. He venido a hablar contigo por la demanda de divorcio del Señor Edwards. No pude evitarlo, sentí que mi corazón se rompía en pedazos. También podía sentir las lágrimas tratando de escapar. El divorcio... «Oh, por qué mi querido James» «Parece que esta es la respuesta de papá a mi carta, mis ángeles».
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