Capítulo 1 Recemos para que tu padre lea la carta
Punto de Vista - Catherine
—Lo siento mucho, señora Catherine, pero no puedo dejarla entrar.
Rob, mi querido amigo y jefe de seguridad de la sede de Edwards Holdings, me mira con simpatía. Estoy de pie frente a la puerta principal de este enorme y moderno edificio para ver a mi marido. Bueno, pronto será mi exmarido. La idea hace que se me acelere el corazón. Pero tengo que ser fuerte. No hice absolutamente nada malo. No tuve una aventura con otro hombre. «Pero, ¿qué voy a hacer si él prefiere escuchar los falsos rumores que a su propia esposa?»
—Entiendo que estás siguiendo órdenes, Rob, pero realmente necesito ver a James.
—Tratamos de convencerlo Señora, pero no atiende a razones. —dijo una voz detrás de Rob. Viene hacia nosotros la señora Wilson, la secretaria de James. Habiendo sido la secretaria del padre de James hasta su jubilación, la señora Wilson es la segunda figura materna en la vida de James. Ahora que James ha sustituido a su padre como director general, la Señora Wilson sigue siendo su secretaria.
Al ver las miradas de simpatía que me lanzan, se me empañan los ojos. No, no voy a llorar. Estas dos maravillosas personas fueron de las pocas que me creyeron. No quiero herirles aún más llorando.
—Pero necesito decirle algo importante. —dije. Una idea cruza mi mente y digo—. Señora Wilson, ¿puedo pedirle un favor? ¿Puedo pedirle una hoja de papel y un sobre? Quisiera escribirle una carta. Tal vez, al menos, la lea. —digo con esperanza.
—Por supuesto, señora.
La Señora Wilson se acerca al mostrador de recepción y consigue los artículos que le he pedido. Vuelve a salir y me los entrega. Escribo la carta con el corazón y el alma, rezando a Dios para que James la lea. Una vez terminada, deslizo la carta dentro del sobre marcado con su nombre. Se la entrego a la señora Wilson y le digo —Por favor, dígale que la lea. Se lo suplico, dígale que es muy, muy importante.
—Haré todo lo posible, señora.
Suspiro. —Muy bien. Supongo que es todo lo que puedo hacer. —Mirando el cielo teñido de púrpura y naranja continúo—. Debería ir a casa.
—¿Ha encontrado un lugar apropiado para alojarse, Señora? —pregunta la señora Wilson con cara de preocupación.
—Si puede esperar Señora, mi turno termina en una hora y puedo acompañarla a casa. —dice Rob frunciendo el ceño.
Sonrío fingiendo entusiasmo y respondo —Eso no será necesario Rob, puedo cuidarme sola. Y no se preocupe señora Wilson, de momento me quedo con un amigo. —Los abracé a ambos antes de despedirme de ellos.
Mientras camino hacia la estación de tren, acaricié mi abdomen. —¡Recemos para que tu papá lea la carta, pequeño!