Punto de vista - Catherine
¡Bip!
Ficho y me despido de mis compañeras camareras al terminar mi turno. Me pesa todo el cuerpo por el esfuerzo de un turno ajetreado.
—¿Por qué te conformas con un trabajo de camarera, Catherine? Eres una maldita arquitecta, por el amor de Dios. Además, fuiste la más sobresaliente de tu grupo de estudio. También he visto tus diseños. Son fantásticos. Tienes mucho talento, chica. ¡Cualquiera querría contratarte!
Me preguntó mi mejor amiga cuando le hablé de este trabajo hace un mes. Naturalmente, quiero un trabajo relacionado con mi profesión. Sin embargo, dadas las circunstancias actuales, probablemente me resulte difícil trabajar fuera de casa. Por eso me he decidido por un trabajo que pueda dejar fácilmente.
Antes de ser contratada por el restaurante, les informé de que solo trabajaría con ellos durante seis meses. Para ese tiempo, esperaba que el embarazo me impidiera moverme. Así que antes de eso estoy planeando maximizar mis esfuerzos para generar más ingresos. Trabajo en el restaurante desde las seis de la mañana hasta las dos de la tarde y luego me apresuro a volver a casa para dedicar todas las horas que pueda a los cursos de inglés en línea, que imparto.
Al mismo tiempo, tengo que completar todas mis tareas, requisitos y pruebas para el máster de administración de empresas en línea en el que me matriculé justo antes de que mi matrimonio se viniera abajo. Había rechazado la oferta de James de pagarme el MBA. En su lugar, opté por ganar con los cursos de inglés en línea y ahorrar para la matrícula. Afortunadamente, pagué todo, así que, a pesar de mis circunstancias actuales, puedo seguir adelante con mi MBA.
Mirando mi reloj, apresuro mis pasos ya que tengo una cita con el médico a las tres de la tarde. Estoy en la octava semana de embarazo y hoy me harán la primera ecografía.
—Estoy emocionada por ver por fin al pequeño. —dije tocándome la panza.
Al llegar a la clínica, me llevaron a la sala de espera. Después de esperar unos veinte minutos, me llamaron y me hicieron pasar a la consulta del médico. Procedió a hacerme algunas preguntas necesarias, siguiendo algunos de mis síntomas y sobre cómo lo estaba afrontando. Respondí rápidamente de la mejor manera posible, emocionada por ver por fin a mi bebé.
—Muy bien, procedamos a la ecografía.
Me dirijo a una sala donde me dejan reclinarme en la mesa de exploración. «Ya está» Pensé mientras empezábamos la ecografía. Varios momentos después, veo una imagen en blanco y n***o en la pantalla. El médico mira la pantalla intensamente poniéndome nerviosa.
—Todo parece estar en orden. Y justo ahí está tu bebé.
Me concentro en el lugar que señala el médico y mi corazón se hincha al ver a mi bebé por primera vez. Casi puedo sentir cómo se me escapan las lágrimas, pero las contengo.
—Pero...
—Pero, ¿qué, doctor?
—Parece que tienes dos... no tres bebés.
Al oír eso mi corazón da un vuelco. Luego mi mundo empieza a ralentizarse cuando las palabras del doctor se hacen realidad.
—¿Tres bebés? Doctor ¿Está seguro?
Sigue estudiando y ajustando la imagen en la pantalla. Unos minutos después, asiente con la cabeza.
—Sí, parece que va a tener trillizos. Enhorabuena.