Emma abrió los ojos con lentitud, observó frente a ella a Ryan y a su lado Ángela, tenían las miradas angustiadas
—¡Emma! Cariño, pronto vendrá el doctor —dijo Ryan
Emma negó, aturdida
—¡No, estoy bien!
—Mírate, por Dios, estás mal, pálida, te desmayaste.
Emma lo miró con pesar
—Ryan, déjame a solas con Ángela —su voz fue firme, pero débil, Ryan y Ángela se miraron aturdidos, Ryan quiso negarse, pero Emma insistió, al final tuvo que salir, no muy convencido.
Ángela estaba nerviosa, pensó en que tal vez, Emma la vio abrazada a su esposo, sintió miedo de que la creyera una traidora, tragó saliva, pero Emma le ofreció su mano, solicitando que se sentara a su lado, Ángela tenía el semblante angustiado, Emma sonrió con suavidad
—Cariño, no te atormentes, debes saberlo, necesito de ti,
