Jenny se separa del beso bastante agitada, mirándome ruborizada, y eso hace que quiera tomarla de nuevo como anoche. El único obstáculo que tengo en estos momentos es que estamos en la oficina, y yo pierdo el control sobre mí mismo cuando estoy poseyendo su cuerpo. No sería propio que escuchen gemidos provenir de aquí adentro. — Tengo que irme, Donan —me informa, moviéndose de la posición en la que estábamos, pero no la dejo que se vaya. La sigo teniendo apresada contra mi cuerpo, obligándola a que me abrace. —¿Piensas dejarme así? —protesto en un susurro cerca de sus labios. Tiene sus ojos puestos en los míos, y me gusta esa mirada cálida que me da, esta era la Jennifer que yo quería para mí —te necesito. —Estamos en la oficina... —Pero en verdad te necesito —insisto, tomando una d