Capitulo 16

1082 Words
Al día siguiente quedamos todos para desayunar, tras que todos recibiéramos las llamadas de nuestros padres, para mi esa fue la peor parte de toda la situación. —A nosotras nos han preguntado nuestra versión, cuando hemos explicado que lo hemos hecho por parar la pelea—explicó Lisa—No nos han castigado, es más nos han regalado nuevos móviles—bromeó. —Nuestros padres son unos pacifistas, debemos estar contentas que no nos hayan castigado—comentó Paula. Según habían contado, sus padres eran abogados ambientalistas muy reconocidos y muy solicitados que dedicaban sus días a luchar contra cualquier injusticia, por cualquier cosa que les pareciera mal. —¿No les habeís contado sobre los golpes que habéis dado?—preguntó Gemma divertida. —No creo que haya que darles toda la información—aclaró Lisa. Algunos rieron porque era verdad que no teníamos porque dar todos los datos a nuestros padres, cuanto menos supieran mejor. —Pues yo les he contado todo sin omitir un solo detalle—dejó claro Gemma y la mire impresionada—Es más cuando mi padre ha sabido de los tres puñetazos que he dado, casi llora de la emoción y me ha regalado cien euros por puñetazo—. No me extrañaba, el padre de Gemma era una gran estrella de la lucha libre, ya retirado que vivía de las publicidades y los papeles de actor que hacía en series o publicidad, pero era uno de los mejores y más aclamados. —La próxima vez dile que has dado diez—le propuso Matt—Y si no te cree te dejo sacar una foto a mi cara—añadió. La cara de Matt era la más afectada, de nuestro grupo, tenía un ojo morado, una ceja partida y el labio destrozado. —Mejor sacale la foto a John—propuso Aiden. Reímos, porque John tenía la cara mucho más hinchada y magullada que nuestro amigo. —A mis padres les ha sorprendido tanto la llamada y que no estuviera delante de un ordenador, que han decidido no hacer nada—nos contó Luis. Los padres de Luis eran unos empresarios importantes, de empresas tecnológicas pero aunque vivieran con esas cosas, no les gustaba para nada usar ordenadores o móviles, pero su hijo amaba ese mundo, por lo que creo que era más importante para ellos que dejara esa pequeña adicción según ellos, ante nada. —A mi, me querían castigar, es más mi madre estaba decida a ello pero cuando les he explicado que era por una buena causa y que estaba empezando a ser solidaría, mi madre se ha puesto a llorar y no han podido hacer nada—explicó Laura. No es que mi amiga no fuera generosa o solidaria, solo que no era como su madre quería. —¿Y eso qué significa?—le pregunté. —Que por Matt, cualquier castigo merece la pena—explicó Laura y todos negamos. —Ahora resulta que soy una causa benéfica, a ver si me vais a confundir con una r**a de elefantes en peligro de extinción en África—se quejó mi amigo. —Tú tranquilo que con los elefantes no te vamos a confundir, con una r**a de monos quizás—le dije haciendo que todos rieran. —A mi me han pedido que no baje mis notas, con eso les llega—explico J.T. El chico era hijo de grandes científicos bastante reconocidos y con algún premio nobel creo recordar por lo que no les importaba nada que no estuviera atado a las notas, seguramente el chico podía quemar el colegio que si tenía su media de diez, los padres le pondrían un altar. —A mi si me han castigado—comentó Tomas y le mire—Debo hacer un trabajo sobre las causas negativas de las peleas físicas—. Reí. Sus padres eran unos periodistas bastante conocidos, algo obsesionados con escribir y plasmar las cosas en papel. Creo que buscarían cualquier excusa para que su hijo mejorará la escritura, aunque no tuviera sentido, aunque no fuera lógico. —A mi no me han dicho nada, mi padre ha dejado claro que nadie se puede meter conmigo y ya— hablo Rosa. No sabía mucho de sus padres, pero según me explicó Isabella eran bastante liberales y creían que un adolescente debía vivir muchas experiencias y hacer cosas que los adultos no entendían para crecer como personas, creo que eran actores de cine o algo así, pero no le hice mucho caso, me dio demasiada envidia que sus padres pensaran así. —A mi solo me han pedido que no se repita y cuide a Isabella—explicó Aiden, le mire al ver que Isabella aún no se había unido a nosotros, su madre no la llamo ayer, esta mañana pidieron que fuera a dirección y fue la última vez que supe algo de ella—No se nada de ella desde que su madre vino esta mañana—. ¡m****a! Eso sí que era fuerte, todos habíamos decidido llamadas y por duro que fuera, era mucho mejor eso que aguantar a nuestros padres en persona, eso sí que era demasiado duro, si no querías aguantar gritos, te separabas un poco del teléfono y podías poner la cara que quisieras pero ella no iba poder hacer nada de eso. —A mi me han dicho que no me van a dejar ir a casa hasta verano, que me quedo aquí muriendo de asco—habló Matt. Era el castigo más suave que sus madres le podrían haber dado. —Pues me quedaré contigo—le aviso Pat. —¿Te han puesto el mismo castigo?—le pregunté y ella asintió. Según me explicó Isabella, los padres de Pat eran un misterio para ella, no hablaba mucho de ellos por lo que creía que eran políticos, agentes de policía o algo que no se pudiera comentar, no sabía lo que eran pero no era tan mal castigo. —Pues yo me quedo con vosotros—les deje claro. No quería ir a casa, mi madre no había tenido la decencia de llamarme, ni un mensaje me mando, le dijo al director que estaría de acuerdo con el trabajo que creyera adecuado y listo, ni una llamada, ni un signo de que le importaba lo que pasara en mi vida, me decepciono bastante. Todos suspiramos porque iban a ser unos días duros hasta saber nuestro castigo.
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