Capitulo 10

1634 Words
El profesor de Historia había dimitido, tras lo sucedido en el baile de invierno, el hombre decidió no volver al internado, por lo que llevábamos una semana sin profesor pero teniendo que estar en clase, leyendo un libro o haciendo cosas nada divertidas, era mejor que nos dieran las horas libres pero eso no era una opción en mi querido internado. Estaba sentada al lado de Matt mientras la gente hablaba como si estuviera en el parque. —Como sea como el anterior, me voy—me aviso Matt. Le mire. —Como sea como el anterior, te echara de clase—le deje claro. Chiqui entró con una mujer bajita, no medía más de metro cincuenta, su pelo castaño estaba atado en una coleta y sus ojos eran llamativamente verdes, iba como todos los profesores, arreglados y sin una sola mancha. —No me jodas que va a dar él la clase—me susurró Matt y le golpeé. para que se callará —Buenos días chicos—saludo Chiqui, todos le miramos. Como norma general, debíamos levantarnos cuando un profesor entraba y saludarle de forma amable pero Chiqui nos prohibió hacerlo, aviso que quien lo hiciera iba a llevar un suspendo directamente, ya eran complicadas las matemáticas para no tener ni una oportunidad de aprobarlo. —No hace falta que os levantéis, a mi también me parece tonta esa norma—dejó claro la mujer. —Ella es la señorita Iris, vuestra nueva profesora de historia—la presentó Chiqui, y nos miró—Ellos claramente son tus alumnos de penúltimo año—nos presentó. La mujer asintió. —Te dejo que pases listas y les conozcas—le dijo Chiqui y miró directamente a Matt—Te vigilo—. El aviso de Chiqui tomó por sorpresa a Matt que levantó las manos sin entender nada. —No he hecho nada—se quejó mi amigo. —Nada de bromas—le dejó claro Chiqui y se fue del aula. Una vez se aseguró que Chiqui se fue, Iris miró a Matt. —Haz todas las bromas que quieras, me gusta que participéis en mi clase con lo que deseeis—aviso Iris y nos miró, esta vez para hablarnos a todos—Sería muy aburrido tenerme a mí hablando una hora, por lo que hablar, no hay malas respuesta—dejó claro. Era la primera vez que una profesora nos daba libertad de hablar y nos dejaba claro que no había respuestas incorrectas, todos los profesores amaban humillar a los alumnos, dejarnos como tontos cuando preguntamos cosas que en teoría debíamos saber. Esa tranquilidad de ser libres, poder equivocarnos en clase, era genial. Aunque ahora, en la mayoría de institutos fueran los alumnos quienes mandaban sobre los profesores, este internado tenía reglas antiguas, por eso nuestros padres nos inscribieron aquí, aparte de por el alto nivel académico. Como dice el lema del colegio, “somos el futuro, debemos dar ejemplo”, ejemplo de excelencia. —Me cae bien—me susurró Matt a mi lado. Reí. —No pasaré lista, presentaros como más libres os sintáis—nos pidió ella sonriendo. Matt se levantó sin dudarlo. —Soy Matt, y nos vamos a llevar muy bien porque no me sé callar—aviso mi amigo. Tuve que aguantar las risas, era verdad que era un experto en irritar a los profesores y en no callar, creo que le habían echado de más clases por hablar que por hacer bromas, y es que mi amigo no sabía el termino de guardar silencio, creo que su casa era tan silenciosa que le mataba que un lugar estuviera en silencio. —Me alegro de saberlo—dejó claro la profesora. Matt se sentó y me miró para que me presentara, no tenía muchas ganas de levantarme por lo que me quedé en silencio en mi sitio mientras otro alumno tomaba el relevo de Matt y se presentaba, se que me tendría que presentar pero mientras esperaba, pero por suerte, el timbre sonó antes de que me presentara dándome la libertad de ir a comer. Llegamos al comedor y agarré la bandeja, para sentarme en la nueva mesa que teníamos para todo el grupo, recién renovada. Mire el comedor, tras el cambio de nuestra organización, nada había cambiado, las personas seguían sentadas en la misma zona, sin moverse, nadie se había alterado. A lo lejos mire la mesa de los profesores que comían en silencio pero vigilandonos. Estábamos comiendo tranquilamente cuando vimos que la profesora Iris, camino por el comedor para vigilar a los alumnos que estaban comiendo, me daba demasiado pena que en su primer día tuviera que vigilarnos. La mujer pasó por cerca de la mesa de los deportistas, uno de ellos se levantó, era John, era uno de los más altos del equipo pero también de los más idiotas, se levantó y se acercó a la pobre mujer para empezar ha hablar con ella, pero por la cara de la pobre mujer, no estaba siendo demasiado agradable. —Lo mato—comentó Matt, mi amigo se levantó y dio un paso ara acercarse al idiota. —Que pequeña—se burló el chico. —Oye John—le llamo Matt y le mire—Deja a la profesora—le aviso Matt. Mire a Luis con miedo, Matt no es una persona violenta pero no es que John le caiga muy bien, tiene algo de rencor contra él por cosas que le hizo en el pasado, conociendo a Matt, no estaba para nada segura de lo que haría por lo que había que tener cuidado. John río. —Ahora que te juntas con los tontitos ¿Vas a defender a las chicas?—se burló John. —No idiota, es la nueva profesora de historia—le avise. —Por favor no quiero peleas—suplico la profesora pero John la ignoro acercándose a nosotros algo molesto. —Tu callate niña estúpida—me avisó el chico. Todos miraron la situación sin darle mucha importancia, sé que la señorita Iris estaba demasiado preocupada de tener problemas el primer día de trabajo pero ella no iba a tener consecuencias. —¿Que pasa aquí?—preguntó Gigante acercándose a nosotros. Lucas, mundialmente conocido como gigante, era un chico muy alto y bastante musculoso, era ancho, parecía esos defensas del fútbol americano que daban miedo solo de mirarlos. Era uno de los pocos del equipo de fútbol con talento deportivo y un poco de cerebro, castaño y de ojos verdes, era un chico que daba demasiado miedo. Pero lo mejor de Gigante, era que era el mejor amigo de Matt, eran amigos desde muy niños, se criaron juntos, eran como hermanos. —Este idiota que se mete con la nueva profesora—le explico Matt bastante molesto. Sin dar tiempo a que nadie reaccionara, John le pegó un puñetazo a Matt, haciendo que de la sorpresa se cayera al suelo. —A mi no me llamas así, payaso—le avisó John a Matt. Todos nos quedamos sorprendidos sin saber que hacer o cómo reaccionar pero por suerte el primero en reaccionar fue Gigante que apartó a John empujándolo lejos de Matt. Me acerqué a mi amigo para ayudarle a levantarse, pero tan orgulloso que es, se quedó unos segundos en el suelo. —Lo que debes saber, idiota—le aviso Gigante a John—Es que Matt es amigo mio, mi mejor amigo por lo que si te metes con él, te metes conmigo—hablo con tono amenazante gigante—Y si te metes con su chica, te partire las piernas—finalizo. John no dijo nada, pero se fue del comedor bastante molesto. —Vete a que alguien te mire el labio—le aviso Gigante a Matt antes de irse detrás de John, seguramente para darle un sermón. —Gracias pero no quiero que os peléis—aviso la señorita Iris y miró a Matt—Deberías ir a la enfermería—. Con eso se marchó a la mesa de profesores seguramente para evitar que castigaran a Matt por cualquier cosa. —¿Quieres que te acompañe?—le pregunté. Matt se sentó en la mesa con cara de susto. —¿Y a ti qué te pasa?—le preguntó Aiden a Matt. Este le miro. —Nada, pero ahora que tengo chica, seguro que le tengo que regalar flores y chocolates, o esas chorradas—se quejó mi amigo pero todos reímos. Obviamente estaba de broma pero era la forma en la que Matt afrontaba. —No Matt, no quiero esas chorradas, quiero sobresalientes—aviso la señorita Iris que se acercó con algo de hielo para Matt, pero siguiendo con la broma para animar a Matt. —Pues vaya eso de tener chica no me va gustar nada—le respondió Matt. La señorita Iris se fue y sin dudarlo Isabella se sentó al lado de Matt para mirar el golpe que John le dió. —No es nada—avisó Matt. —Aún así deberías ir a donde la enfermera—le avisó ella y les mire. Isabella quitaba con una servilleta la poca sangre que el idiota le provoco a Matt en el labio. —Voy, si luego me acompañas a por flores, que un sobresaliente no saco—le propuso Matt a Isabella. Isabella asintió conforme y los dos se fueron hacía la enfermería. —Al final me va caer bien este chico—aviso Aiden. Lo miré y me di cuenta de que estábamos solos en la mesa, y ni siquiera había empezado a comer. —Tranquila, te hago compañía—me dijo al ver que me quedaba toda la comida aún por probar. Esto iba a ser raro.
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