¿Te gusta, hija?

1766 Words

Abatido, me senté en el borde de la cama de Milagros y me quedé mirando la erección que no se iba a bajar sola en un buen rato… y aunque se bajara, aún me quedaría la calentura. En mi mente pareció una idea brillante. El momento perfecto para que mi mamá quedara rendida a mis pies, casi la podía imaginar suplicando que se la meta. Eso me hubiera traído numerosas ventajas. Ya no me molestaría tanto con sus manías y me daría más libertades. Ahora solo puedo imaginarla revolcándose en la cama con Milagros, y lo peor de todo es que eso solo consiguió calentarme más. Mi v***a, traicionera, se puso aún más dura como si me estuviera diciendo: “Hey, yo quiero ver esa escena lésbica entre madre e hija”. No pienso darle el gusto. Al fin y al cabo estoy en esta situación por culpa de ella. Fue mi p

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