La fecha límite para el concurso llegó. Había pasado una semana desde su comienzo y solo quedaba una cosa: decidir quién lo había ganado. Por eso estábamos todos reunidos en el living. Priscila y Camila habían preparado una inmensa torta de chocolate, crema y frutillas para celebrar. Estaba deliciosa, la acompañamos con un buen café colombiano, cortesía de Pao. Ni siquiera quiero preguntar cuánto gastó en esto. Un kilo de café calidad premium no debía ser nada barato. Pero como ella misma dijo: “La situación lo amerita”. —Muy bien ¿tienen en mente quién pudo haber ganado? —Preguntó Milagros, mientras se atragantaba con torta de chocolate. Por supuesto, estábamos completamente desnudos. De verdad me gusta compartir estos momentos tan mundanos viendo a mis hermanas sin nada de ropa y que e