―Camila no tiene nada para meterle… ―Claro que sí… los dedos. Ahora mismo le está metiendo los dedos. La imagen de mi hermana colándole los dedos en la concha a Brenda me invadió y provocó que la pija se me pusiera como un palo. Mi mamá se fijó en este detalle y creo que eso fue lo que la llevó a abrir el cajón de su mesita de luz para sacar un dildo color carne de buen tamaño. Sin siquiera hacer un comentario al respecto, empezó a metérselo en la concha. ―¿Usás mucho estos juguetes? ―Le pregunté. ―No… ―Mentirosa. ¿Tanto te cuesta ser honesta conmigo? ―¡Uf! Está bien. Sí, los uso mucho. Siempre tengo un dildo en la mesita de luz y me lo meto cada vez que puedo. ¿Contento? ―Un poco. Me alegra saber que les das buen uso. ―Es que… o sea… no puedo vender algo sin haberlo probado antes.