Me quedé mirando a mi mamá, ella tenía los ojos cerrados… cubiertos de semen. Yo había hecho eso. Parecía una actriz porno… mi propia madre, esa con la que peleaba casi todos los días, ahora parecía una mujer frágil, pero sumamente sensual. Mis amigos se matarían a pajas si la vieran como yo la estoy viendo en este momento. ―¿Ves, mamá? ―Dijo Milagros, que seguía acariciando mi v***a―. Te dije que no iba a poder aguantar ni tres minutos. La lengua de mi madre abandonó su boca y se deslizó por los labios cubiertos de semen y luego volvió a entrar de repente, como si hubiera cometido un error. Supe que ella había reaccionado con un acto reflejo, como cuando te sangra el labio y lo primero que hacés es lamerlo. Por culpa de ese acto traicionero ella se llevó una buena cantidad de espeso sem