Durante estos días me encontré con situaciones de lo más interesante en las que me limité a mirar durante unos minutos y luego me fui. Vi a mi madre chupandole la concha a Priscila en el sofá del living. Me resultó fascinante la forma en que la boca de Selene parecía unirse a la concha de Priscila. De ese sexo salía mucho flujo que se mezclaba con la saliva, y una lengua intrépida no dejaba de moverse por todos los rincones. Incluso la vi desaparecer dentro del agujero en varias ocasiones. Creo que mi madre ni siquiera se percató de que yo estaba ahí, Priscila me vio y sonrió avergonzada. Los viejos hábitos son difíciles de dejar y a pesar de que ésta no era, ni por asomo, la primera vez que la veía en una situación parecida, había cierto instinto natural en ella que la llevaba a avergonz