Pasaron las horas y Selene se debatía entre el deseo y la moral. Por un lado, su cuerpo le pedía avanzar con su hijo, pero por otro, su mente no dejaba de sentir culpa por todo lo vivido en el último tiempo. Necesitaba volver a hablar con Florencia y contarle todo Selene: Hola Flor, ¿estás? Florencia: Hola Meri, ¿cómo estás? Selene: Bien, que se yo Florencia: ¿Qué pasó? Selene: Algo muy fuerte Florencia: ¿Con Mateo? Selene: Si Florencia: ¿Qué tan fuerte? Selene: Muy Florencia: Llegaron a… Selene: Noooooo Florencia: ¿Que hicieron? Selene: Te llamo Florencia: Dale Selene la llamó por teléfono porque la desesperaba seguir escribiendo mensajes — Hola amigaaaa — Hola mamita ardiente — dijo Florencia quitándole dramatismo al asunto — No me cargues — No