Salimos de la pieza y tomamos rumbos diferentes. Ella corrió hasta el baño, antes de que alguien la viera en ese estado, y yo volví al living… con la pija dura. Me imaginé que ya nadie se preguntaría por qué la tenía dura, simplemente lo asumirían. Paola se estaba sirviendo un vaso de Seven-Up bien helada y de pronto sentí una sed tremenda. ―Dame un poquito ―le dije. Ella me sirvió el vaso y mientras tomaba aproveché para analizar la situación. Todas parecían estar inmersas en una discusión sobre qué detalles hacían que un culo fuera mejor que el otro. Eso era bueno, nadie había notado la ausencia de Jessica. Incluso mi mamá preguntó dónde estaba, como si recién hubiera notado que la rubia no estaba. Le dije que la vi entrar al baño y que en cuanto ella regresara daría mi veredicto fin