Lo que más me dolió no fue el fuerte apretón que me dio mi mamá en la v***a, hasta podría decir que lo disfruté. Lo que en verdad me dolió fue que Milagros se apartara. Ella estuvo rozando su concha contra todo mi falo durante un buen par de minutos. Desistió porque Selene no dejaba de decirle cosas como: “Tené cuidado, se te puede meter”. “No te olvides que Mateo es tu hermano”. “Esta clase de educación s****l ya llegó demasiado lejos”.
Supuse que Milagros diría algo como “Ok, mamá. Lo dejamos por ahora. Ya fue suficiente”. Eso hubiera sido lo más sensato. Sin embargo, ella dejó en claro que tenía otros planes.
―La tía Tamara me dijo que a mi edad eras la mejor petera del barrio ―dijo, con una sonrisa desafiante―. ¿Es cierto?
Selene abrió los ojos como platos y se sonrojó.
―No sé por
