―¿Las puedo tener yo también? ―Claro. Si bien me da vergüenza que mi hermanito tenga fotos porno mía… em… también me da un poquito de morbo. Además, es lo justo. Si yo puedo tener fotos de tu pija, vos podés tener fotos de mi concha. Tomé el teléfono y comencé a fotografiarla. Me estoy volviendo realmente bueno en esto y pensé que si Priscila tuviera un negocio como el de Pao, también le iría muy bien. Aunque lo mejor era ni siquiera mencionar esa idea, sé que a Priscila la pondría muy incómoda exhibirse en internet… si a duras penas puede mostrarse desnuda con gente de confianza. Por supuesto no dejé de darle embestidas mientras fotografiaba, pude ver cómo mi v***a quedaba cubierta por una especie de espumita blanca, lo que me llevó a entender que Priscila estaba sumamente excitada. Es