CAPÍTULO DIECINUEVE El hombre estaba agachado entre unos arbustos en el borde de un parque. Era de noche, así que nadie lo vería. Este era un buen lugar para observar y esperar. Desde su escondite, tenía una vista del Colegio Comunitario Wynnewood, el cual estaba al otro lado de la calle. A través de una ventana, vio a una mujer dando clase a unos estudiantes entusiastas. «Ella es la siguiente», pensó. La profesora no sabía que había sellado su propio destino esa misma tarde, cuando se salió de su auto y cruzó la calle cargando muchos libros, casi chocando con él. Se había detenido en seco al ver su rostro lleno de cicatrices y se había quedado mirándolo por un momento. Luego de sonrojarse, dijo: —Disculpa. Después caminó hacia el colegio comunitario, donde un grupo de estudiantes la