Primero, ella le había ofrecido su último bocado de pastel, se lo había dado de comer. La alimentación fue más que sensual y su mente había comenzado inmediatamente a fantasear con ella de maneras menos que inocentes. Era como si ella le hubiera tejido un hechizo del que no podía liberarse aunque hubiera querido. Había tirado y chupado el tenedor lentamente y también había sentido que ella respondía al hechizo. De alguna manera se las había arreglado para sacarlos del restaurante y él mismo volver al asiento del conductor cuando ella había lanzado un segundo ataque contra él. Este había involucrado labios tocándose. Su aliento a chocolate se mezcló con el de él y también pudo saborear su aderezo para ensaladas. Entonces sintió su lengua lamiéndolo. Cada terminación nerviosa se estaba volv