El lunes por la mañana, mientras Elvis se preparaba para el trabajo, pensó en dejar que Rose volviera a trabajar, tal vez ayudaría a mantenerla ocupada. No tiene amigos y tampoco había optado por llamar a su madre para visitarlos. Mientras reflexionaba sobre ello, decidió hablar con ella cuando regresara del trabajo. Estaba a punto de salir de la habitación cuando la puerta se abrió y entró una sonriente y hermosa Rose, con una taza de té. Ella se lo levantó y sonrió -Lo hice especialmente para ti esta mañana- se rió entre dientes. Elvis sonrió, sería un mentiroso si dijera que no nota la diferencia en ella, ella sonríe más y llora menos. La mayoría de las veces se preguntaba qué podía haber pasado, desde su primer aborto espontáneo, las cosas habían cambiado en ella, lloraba mucho, se