CAPÍTULO II-2

2008 Words

Minerva comprendió, sin que se lo dijera, que Tony consideró un cumplido que el Conde le hubiera invitado. —Me senté— dijo Tony—, y cuando vi la gran cantidad de monedas de oro que había frente a los otros jugadores, comprendí que era una locura que yo participara en la partida. Lanzó un suspiro, que pareció surgir de lo más profundo de su ser, antes de continuar diciendo: —No tuve las agallas suficientes, y ésa es la verdad, Minerva, para levantarme e irme, como debí haber hecho. Había tanto dolor en su voz, que Minerva hubiera querido rodearle con sus brazos y consolarle. En cambio, preguntó en un murmullo: —¿Qué... sucedió? —Gané unas cuantas libras, mostrándome muy cauteloso— dijo Tony—, entonces, como los sirvientes continuaban llenando nuestras copas, y porque supongo que esta

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