Celibato.

3259 Words
Mika me entregó la pluma y sonrió. —Un placer hacer negocios con usted, querida Livvy. —Si no juntáramos la amistad con los negocios ¿Qué preferirías de mí? —Los negocios, obvio —le di un golpe. Me levanté del escritorio para guardar en contrato recién firmado y luego llamé a Emma para darle más instrucciones. Era casi la hora de la comida, así que le dije a Mika que se quedara porque Aria ya iba a llegar e iríamos a comer, por supuesto, él estaba invitado. — ¿Sabes qué he descubierto? —preguntó cuando nos fuimos a la recepción a esperar a Aria—. Que las parejas que hacen todo "correctamente" paso a paso y piden una boda muy grande y planeada, son las que menos duran juntas. —Eso es triste. —Mejor para nosotros —me contradijo con una sonrisa—. Más eventos, más dinero. —Estás hablando de la vida de dos personas —le recordé. Mika se encogió de hombros y tomó una flor del mostrador para ponérmela en la oreja. —Yo no soy quien los casa. Esta pareja para la que acabas de firmar para las flores en jarrones de cerámica color palo de rosa, quiere una escultura de hielo con la forma de ángel —puso los ojos en blanco—. Tú dime si crees que durarán más de seis meses. — ¿Quiénes? —preguntó Aria llegando. —Nadie importante —dije. —Bueno ¿Nos vamos ya? Porque muero de hambre. Mika asintió y se tomó del brazo de Aria mientras yo tomaba mi bolso y las llaves del auto. —Oye, Aria —continuó Mika—. ¿Cuánto gastaste en tu boda? Le di un golpe con mi bolsa y me reí, pero no dejé que Aria contestara esa pregunta. Ella estuvo hablando con Mika sobre unos preparativos de su babyshower que aún no estaban listos y la plática en el auto fue más que nada sobre eso. Yo me moría por soltar todo lo que había hecho porque no se me daba muy bien eso de guardar secretos, pero esperé hasta que llegamos al restaurante y pudimos ordenar tranquilamente. —Ahora sí, ya cuéntanos sobre qué pasó con Logan la noche pasada —dijo Aria. —Dijiste que se llamaba Hunter —contradijo Mika; le había contado sólo un poco en la tienda, pero sin detalles. Los dos me miraron con las cejas levantadas y sin entender por qué me estaba poniendo tan roja. —Te miro, te analizo y te respeto —dijo Mika con una sonrisa enorme y falsos aplausos. —Yo no entiendo nada. ¿Quién es Hunter? —El viernes por la noche Elena me llevó a una fiesta de disfraces que dio su hospital —comencé a explicarles— y ahí me encontré a Hunter, lo había visto una vez en el consultorio de Elena porque también trabaja ahí. Comenzamos a hablar y… pensé: ¿Por qué no? Así que una cosa llevó a la otra y… ya sabes. Mika soltó un sonido como de triunfo y se emocionó más que yo, pero Aria me miró como si no me conociera. — ¿Estabas ebria? —No en realidad. — ¿Quién eres y qué hiciste con Livvy? —Lo malo es que elegiste un médico —se quejó Mika—, ésos son los peores. Una vez salí con uno y no tienen tiempo nunca y te engañan con todo el que se les pase enfrente. —No quiero una relación con él —aclaré—. Era bastante obvio que Hunter no buscaba una relación más allá de esa noche, así que lo tomé. — ¿Y estás bien con eso? —preguntó Aria. Asentí, sin estar del todo segura. — ¡Esta Livvy me gusta más! ¡A la mierda con Mason! —exclamó Mika. —No me lo recuerdes —dije con enojo. Ayer por la tarde, en la soledad de mi departamento y sin la adrenalina activa en mi cuerpo, volví a soltar un par de lágrimas (las últimas) por darme cuenta de lo que pasé por alto—. Mason tiene novia. —Cariño, es un idiota, no iba a guardarle luto a su relación contigo —soltó Mika. —Tiene novia desde hace ocho meses —aclaré. — ¡Qué hijo de puta! — ¡Lo voy a matar! ¡Qué imbécil! ¿Estás bien? —Aria me tomó de la mano y estoy segura de que entendió lo que estaba sintiendo; ella estaba muy indignada, pero era más su empatía por mí—. ¿Cómo te enteraste? Les conté cómo me encontré a Mason con Carly, la chica con la que me había estado engañando durante ocho meses. Aria me preguntó cómo me sentía y respondí sinceramente; estaba triste, pero ya no por perder a Mason, sino porque nunca me había dado cuenta del patán con el que estaba o quizá, y peor aún, sí me había dado cuenta, pero lo pasé por alto. Ya no me molestaba tanto la idea de no formar una familia pronto, ahora lo que quería era estar segura de que la persona que conociera era quien decía ser. —Por eso también quise estar con Logan —admití—. Me sentí bien al olvidarme de Mason. — ¿Estamos hablando de Logan Cavanagh? —preguntó Mika, impresionado—. ¿El guapísimo dueño de SkyAir? —sonreí y me encogí de hombros, divertida y satisfecha—. Cada vez me vuelvo más tu fan. —Que conste que yo no sabía que era él. — ¡Ya lo conocías! ¡Fue el padrino de Jace! —Sí, pero tenía una máscara y no pensé que fuera él —me excusé—. ¡Pero él sí se acordaba de mí! La verdad es que no lo dejé quitarse la máscara porque no quería complicaciones después. Fuimos a su biblioteca y.... ¡No hicimos nada, Mika! ¡Quita esa cara! — ¡Pero te fuiste temprano! —me recordó Aria, llena de sospecha—. Y también Logan. ¿Pasaste la noche con él? Asentí lentamente. —Pero me fui en la mañana antes de que él despertara —para mí era importante dejar eso en claro—. Y pasó algo horrible, el condón se rompió y nos dimos cuenta hasta mucho después. Tengo el DIU —agregué rápidamente al ver la expresión de ambos. Mika estaba emocionadísimo, Aria no tanto. —Livvy, me encanta que ya no estés pensando en cierto idiota a quien a partir de ahora llamaremos Voldemort —señaló—, pero… ¿Te gusta esto? Yo sé que quieres una relación, no una noche sin complicaciones. —Ya lo sé, ya lo sé —dejé caer mi cabeza entre mis manos unos segundos. —Logan es un excelente tipo, pero… no es el tipo que va a formar una familia. Y por lo que contaste de Hunter, tampoco lo creo. —Estoy consciente de eso —aseguré—, de verdad. Y no quiero a ninguno de los dos, todos los hombres me están pareciendo iguales, ninguno vale la pena. Por eso ayer me hice una promesa —me erguí y les conté mi maravillosa conclusión—. Tendré un periodo de sequía, creo que lo necesito y seré célibe —Mika se rió a carcajadas—. Es en serio. Voy a esperar hasta conocer a un hombre que no se vea igual a los idiotas con los que he estado. Seré célibe y también dejaré de beber porque siento que tomo peores decisiones así.  —Tú puedes estar con quien quieras, mujer —dijo Mika—. Ve de flor en flor hasta encontrar la semilla más fuerte. —Tú haz lo que quieras —contradijo Aria y miró a Mika con el ceño fruncido—. Métete a un convento o sé bailarina exótica si lo quieres, te llevaremos si es necesario. Sonreí, porque esa era mi mejor amiga, la que me ayudaría a enterrar un c*****r y se llevaría mi secreto hasta la tumba. Recordé cuando les dije a todos que quería poner una florería y no ejercer de economista, todos dijeron que era una idea tonta porque yo no había pasado cuatro años en la universidad para ser una simple florista; Aria fue la única que me apoyó del todo, me acompañó a ver locales, proveedores, invernaderos, incluso me ayudó a cargar los muebles, por esa y muchas razones nadie más podría reemplazarla. —Bueno, disfruta tu sequía —se quejó Mika—. ¿Al menos valieron la pena las últimas veces? —sólo sonreí abiertamente—. ¿Quién estuvo mejor: el doctor o el empresario? Lo pensé y al recordar todo lo que pasó me ruboricé. —Hunter fue muy bueno —admití—, estuvo bastante bien para el lugar donde estábamos y creo que sí hubiéramos tenido más tiempo podría impresionarme mucho más. Hunter tiene una forma de verte como si estuvieras desnuda y fueras lo más excitante del momento. —Oye ¿Y qué te dijo tu hermana cuando supo que te metiste con su colega? —preguntó Aria. Hice una mueca. —No lo sabe. Le dije que había salido a tomar aire. No creo que le agrade mucho la idea. —Como sea —me apremió Mika—, no me dejes picado. ¿Cómo estuvo Logan Cavanagh? —Diez de diez —respondí riendo—. Hay algo en él que te hace desear no perder más el tiempo. Pensé que no podría superar el calentamiento, pero cuando llegó el pleno acto… me sorprendió por completo. — ¡Ay, Livvy! ¡Ahora no lo voy a poder ver igual! —se quejó Aria, pero estaba igual de emocionada que Mika. — ¡Y yo ya no podré dejar de ver sus revistas! Realmente soy tu fan.        --------------- La semana pasó muy rápida y muy movida, con muchas cosas que arreglar, lo que me gustó porque así no tenía oportunidad de pensar demasiado. También fui a comprar el regalo para el babyshower de la hija de Aria y esta vez sí compré la ropita más hermosa, no de una, sino de varias tiendas porque mi ahijada no iba a vestir cualquier prenda.   Su babyshower fue mejor que el de Brianna, o al menos yo lo vi así porque tenía preferencia por Aria. Fue la tarde de un domingo muy hermoso, al aire libre en un jardín que yo le había recomendado por la jardinería que manejaban ahí. Addison llegó con Carter y sus dos hijos porque tenían un problema con las niñeras, ellos no confiaban en nadie para vigilar a sus hijos y eran bastante paranoicos al respecto; yo no tuve problema porque eso me dio la oportunidad de cargar y jugar con el pequeño Liam. —Si Charlotte te viera ahora, se pondría muy celosa —dijo Elena cuando ella y Marcus se sentaron en la misma mesa de jardín que yo. —Te adora —confirmó Marcus—. De hecho, le decía a Lena que deberíamos dejarte con los niños más seguido, tener una noche libre no me caería mal. —Yo encantada —respondí—. No tengo nada más que hacer porque toda mi vida se resume en ir a las fiestas de cumpleaños de los hijos de mis amigas. ¿Qué otra cosa podría hacer más que cuidar a mis sobrinos? —Puedes salir con otras amigas —dijo Elena. —Oye, no alientes a tu hermana —se quejó Marcus—. Si quiere pasar tiempo con sus sobrinos, que pase tiempo con sus sobrinos. Lo miré fijamente, meciendo a Liam en mis brazos. — ¿No hay alguna casa que vender, Marcus? Porque empiezo a odiarte un poco. —Soy tu cuñado favorito —dijo. —Mmm. —Mmm tu bebé ya se hizo del baño —me dijo Elena y señaló a Liam. Se puso de pie antes de que le pidiera ayuda para cambiarlo y tomó a su esposo de la mano—. Ven, cariño, vamos por un cóctel y que Livvy se divierta cambiando pañales. —Suerte, Livvy. — ¡Lena! Yo no sé cambiar un pañal… ayúdame. Pero ella ya se había ido y me dejaron sola. Me levanté y busqué a Addison para darle a su hijo, sin embargo, parecía que había desaparecido. Brianna y Aria estaban con sus madres, pero no quise llegar con ellas y lucir como una inútil. Luego, encontré a Mika y le pedí ayuda, a lo que él respondió: — ¡Quítamelo! ¡Huele horrible! —Pues ayúdame a cambiarlo para que ya no huela horrible. — ¿Tengo cara de saber cambiar a un bebé? —preguntó—. Ahí está Addison, devuélvele a su hijo. Casi corrí hacia ella, no sabía qué hacer con Liam y seguro no era nada cómodo para él que lo trajera de un lado a otro. Dejó a Avery en su carriola al cuidado de su padre, Carter, y yo me alejé de ellos en busca de un poco de agua. De las cuatro, Aria, Addi, Bri y yo, desde el principio fue claro que Addison sería la única que podría ser una mamá de dos niños pequeños así de organizada, tenía un don natural. —Disculpa ¿Tú eres la misma chica que salió de mi departamento sin despedirse? Logan Cavanagh apareció frente a mí, vestido con un pantalón formal n***o y una camisa blanca que se le ajustaba al cuerpo, un vaso con licor y una sonrisa oculta en el rostro. Sonreí, divertida por lo que recordaba. —No me digas que esperabas un desayuno y una tarde acurrucados —me burlé. —No, pero ¿Qué tal un: gracias por la mejor noche de mi vida, nos vemos luego? No sé, un poquito de educación, Liv. —No creo que hubiera dicho: la mejor noche de mi vida —aparté mi cabello de la cara y mostré audacia, aunque ya no pretendía conseguir nada—. Quizá tú deberías darme las gracias a mí. — ¿Yo? —asentí—. ¿Por qué? —Yo quería enrollarme con un desconocido, ni siquiera quería ver su cara —le recordé—, pero tú… sabías quién era yo. Diría que hasta lo estabas esperando con ansias. Logan arqueó una ceja y tardó en responder. —Tengo que confesar algo… en el ensayo de boda de Jace y Aria yo te vi y pensé que eras muy guapa —moví la cabeza en agradecimiento, también interesada en lo que iba a decir—, pero Jace me dijo que estabas totalmente prohibida por dos razones: uno, eras la mejor amiga de Aria; y dos, tenías novio. Entonces, la otra noche pensé: ¿Por qué esta chica me lleva al jardín si tiene novio? No creo que seas de las chicas que engaña a su pareja… —Oh, Dios, no, definitivamente no. —Exacto, así que… sólo quise complacerte. — ¿A mí? —Sí, tú empezaste —abrí la boca para defenderme, pero sólo balbuceé y no supe qué decir—. Tranquila, si quieres ahora yo podría empezar. Se acercó a mí con ese aroma tan atrayente y esa mirada magnética, quería lucir inexpresiva, pero mi pulso se aceleró y subió la sangre hasta mis mejillas. — ¡Soy célibe! —grité innecesariamente. Varios invitados a nuestro alrededor voltearon y me miraron extrañados, al parecer siempre encontraba la forma de humillarme un poco. —Es célibe —repitió Logan, incluso me señaló—. Por si no la escucharon bien. Le di un golpe y él se rió de verdad. Logan casi no reía abiertamente y cuando lo hacía era un poco lindo. —Te odio —él se seguía riendo. —Eres muy graciosa —dijo. Terminó de reírse y volvió a atacar—. ¿Por qué el celibato? Espero que no haya sido por una experiencia s****l reciente porque eso no hablaría muy bien de tu pareja. —Te preocupa que sea por tu culpa —sonreí—. Tendrás que vivir con esa duda. —Hola a todos —dijo Jace al frente del jardín junto a Aria; así que no supe cuál sería la respuesta de Logan. Ambos nos fuimos más cerca de ellos, pero nos mantuvimos juntos—. Aria y yo queremos agradecerles a todos por estar con nosotros el día de hoy, significa mucho que nos acompañen y esperamos que esta sólo sea una de las festividades para nuestra hija. Sonreí más que nada porque me emocionaba mucho escucharlo hablar así y ver a Aria tan hermosa y feliz. —Todos los que están aquí son importantes para nosotros —continuó Aria; y sus ojos se llenaron de lágrimas, grité y aplaudí para animarla— y espero que sigan siendo parte de nuestras vidas y… Lloró. Jace la abrazó y también la besó. Casi estaba llorando con ellos y quería correr a abrazarlos también, pero, aunque los tres nos queríamos y nos llevábamos muy bien, ese era su momento, sólo para ellos. Y yo estaba feliz por mis amigos. —Lo siento, estoy muy feliz —dijo Aria—. Eh… creo que ahora voy a abrir los regalos para no aburrirlos. — ¿Te traigo algo de beber? —me preguntó Logan. —Ya no estoy bebiendo. —Primero el celibato y ahora adiós alcoholismo —se burló—, no sé cómo vas a sobrevivir. Se fue por su trago y me dejó sola, disfrutando de los regalos que le daban a Aria, ninguno se comparaba con los lindos conjuntos y vestidos que le había comprado a mi ahijada, pero tampoco estaban tan mal. Logan regresó a mi lado, pero ninguno dijo nada, yo estaba demasiado concentrada en Aria. Hasta que llegó Brianna y se recargó en mí para quitarse los zapatos y ponerse unas pantuflas. —Estoy agotada —se quejó. Miró más allá de mí y se encontró a Logan—. Hola, eres Logan Cavanagh ¿Cierto? Nos vimos en la boda de Aria. —Sí, soy yo. Es bueno saber que alguien se acuerda de mí —agregó mirando en mi dirección—. Perdón, pero no me acuerdo de tu nombre. —Soy Brianna. — ¿Quieres que te traiga una silla? —le pregunté, porque ella seguía sujetándose de mí. —Mejor una cama, estoy cansadísima. Si fuera por mí estaría acostada, descansando —se tocó el vientre y pude imaginarme lo que estaba soportando, porque de ella, Aria y Addi, Brianna fue la que tuvo el vientre más grande que todas—. Pero lo hago por Aria. — ¿Dónde está Gabriel? —le pregunté—. No lo he visto. — ¿No te conté? Tuvo que trabajar, llegará en un rato, pero no sé si pueda quedarme más tiempo. Esto… —Ay, creo que alguien tiró agua por aquí —me quejé, miré a mis pies y mis zapatos estaban llenos de agua. —Livvy… —Brianna me clavó las uñas en mi brazo. —Ay, Brianna. —Livvy… —sus ojos azules se abrieron como canicas y se inclinó para mirar al suelo, luego de vuelta a mí—. Livvy… se rompió mi fuente. 
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