Stefany Alencar No creo que este idiota haya tenido el coraje de venir a mi casa. Debo estar viendo cosas, Vitor Ferrari no puede estar aquí frente a mí, no es posible que haya tenido la audacia de venir aquí después de meses. —Te estoy hablando a ti, Stefany —dice él. Despierto del trance en el que me metí y lo miro. —¿Qué diablos estás haciendo aquí, Vitor? —pregunto poniendo la mano sobre mi cintura. —Vine a ver a mi esposa —dice con una sonrisa burlona. Inspira. Respira. Mantén la calma. No puedes ser arrestada de nuevo. —No eres mi esposo ni nada por el estilo, quiero distancia de ti y puedes volver por donde viniste, porque aquí no eres bienvenido —digo entre dientes. Intento cerrar la puerta, pero el idiota pone el pie. —¡No me voy! —exclama él. —Sí, te vas, porque aquí