Stefany Alencar Vitor sale del baño vistiendo solo un short fino y sin camiseta, veo su cuerpo musculoso, ese abdomen con músculos marcados y me pongo muy ruborizada, siento mis mejillas arder, él está secando su cabello con la toalla y me mira notando que lo estaba observando, me da mucha vergüenza y me doy vuelta hacia el otro lado de la cama sin decir nada. —Puedes mirar, querida esposa, no tienes que estar avergonzada —expresa con tono socarrón. ¡Creído! —No estaba mirando —me defiendo. —Lo creo —responde con ironía. Noto las luces apagándose y siento cuando Vitor se acuesta en la cama, su olor es muy bueno, pero no vale nada, así que me doy vuelta hacia el otro lado. Que Vitor cuide de mí es extraño, no sé cómo explicarlo, pero nuestra cercanía me hace sentir algo diferente. M