Nunca antes me habia despertado con el sonido de la alarma, siempre lo hago una hora antes, pero esta vez, no tenia intenciones de levantarme tan temprano, la rubia estaba recostada muy cómoda sobre mi, su mano izquierda en mi pecho junto con su cabeza, dándome acceso a sentir el olor de su cabello y a jugar con alguno de sus mechones. El reloj marca las siete de la mañana y tengo compromisos que no puedo cancelar, sobre todo ahora que tengo la oportunidad de encontrar a ese maldito que dice ser mi padre. Trato de correrla con cuidado de que no se despierte pero se aferra mas a mi y no quiero que despierte sintiendo mi dolorosa erección bajo suyo, la deseo, pero tiene mucho que pensar y no voy a tocarla hasta que decida ser mi mujer de verdad, después , si decide quedarse, le dare la m