No iba a ser fácil vencer la voluntad férrea que poseía, pero la guerra tocaba a su fin y todo parecía indicar que él sería, el vencedor. Su hijo reía feliz en la cena, en su compañía y su mujer durmiendo en una habitación bajo su techo, a la luz de esos hechos todo parecía indicar que había conseguido cuanto quería. Meterla a su casa era el primer paso y lo concretó hábilmente, el siguiente sería ganarse su confianza, convencerla de que estaba equivocada y cuando ella se diera cuenta del malentendido, lo amaría y se quedaría a su lado para siempre. Después de la cena se instalaron en la salita de televisión, jugando videojuegos. Donato dejó al niño en compañía de Mario