Narra Sarah Matheus.
Un nuevo día empieza y con él, grande expectativas, sé que Alex es un amargado sé lo peor, pero decidí que no me dejaré intimidar por él, voy a destacar en mi trabajo y haré que se sienta tan intimidado por mí que se verá obligado a aceptar que soy realmente buena.
Me levanto de mi cama para entrar de inmediato a la ducha, vuelvo a mi rutina diaria de salir a trotar unos 30 minutos hacer ejercicios, pasar por mi restaurante favorito de croissant tomar uno o dos para luego regresar a casa, pero ahora la diferencia es que tenía más planes para mí lista, ya que mi nuevo empleo requería de ir temprano, o eso me dijo Alex ayer.
Me coloco ropa cómoda para salir a trotar, salgo de casa saludando a la señora forester con la mano, ella sonríe y sigo mi camino apretando el paso, sigo derecho para poder llegar a la salida del barrio y tomar la dirección al parque, me coloco mis audífonos y comienzo a trotar, relajando todos mis músculos y solo concentrándome en el sonido de mis pies al hacer contacto con el concreto de la acera, respiro profundamente manteniendo el ritmo para no agotarme rápido y sigo por 15 minutos más, llego al parque y me dirijo a la zona de máquinas para hacer un poco de ejercicio, estiro mis músculos. Para seguir con mis ejercicios, al terminar regreso trotando para pasar por mi croissant. Entro al restaurante empujando la puerta de cristal y al hacerlo suena la campanilla que está arriba de la puerta. Hay una fila y me quedo esperando en último lugar, mientras espero y tengo mis audífonos puestos escuchando a Billie eilish siento que alguien se para detrás de mí, pero no presto atención.
De pronto la inercia me hizo mirar y lo que mis ojos estaban viendo no podía ser posible «¿Alex Benson?» Esto no puede ser real, como es posible que mi jefe esté en este lugar, la verdad “olor a café” no era el lugar más feo de aquí, pero tampoco era algo fino donde vengan a comer perdonas adineradas, este lugar es para personas ocasionales y uno que otro cliente que se queda por sus buenos croissant… Me quedo parada esperando que se dé cuenta que estoy ahí, pero ni me nota, él está distraído mientras yo lo observo como una idiota y no me doy cuenta de que la fila avanzó, él mira la fila y luego a mí —Oye, ¿Qué no piensas avanzar?— me mira con una ceja levantada y luego abre sus ojos de par en par asombrado por verme en ese lugar —¿Sarah?¿qué haces aquí?— pregunta curioso.
Sonrio un poco nerviosa y sostengo mi brazo izquierdo con mi mano derecha —Eh, bueno siempre vengo aquí, es mi lugar favorito para comer croissant— asiente y por primera vez lo veo sonreír, la verdad es muy extraño. No es común verlos sonreír y a decir verdad se ve muy bien sonriendo…
—Ah, si en eso concuerdo contigo, no sé que tienen estos croissants, pero la verdad son muy buenos— yo sonrio y por un momento se me queda viendo y no de esa forma sería como siempre lo hace, está vez me mira con interés —Bien, avanza que no tengo todo el día—
«Y ahí está el Alex Benson que conozco»
Avanzo en la fila y pido dos de mis favoritos con un buen moca… —Hola, Freddy voy a querer dos de mis favoritos con una moca— el chico de la tienda siempre ha sido muy amable, y diría que somos algo así como amigos tiene la confianza de llamarme por mi apodo —Hola, meki ¿solo eso?— asiento con una sonrisa y luego veo a Alex colocarse a mi lado
—Yo voy a querer dos también y un café por favor— yo lo veo con una ceja levantada, al igual que Freddy
—¿Qué? Vengo con meki— dice en un tono relajado, yo lo veo perpleja y no puedo creer que me está llamando por mi apodo, abre su boca para hablar, pero sin mirarme al parecer su mirada está concentrada en el menú de arriba
—¿Por qué te dicen meki?— yo volteo y lo miro con una sonrisa tímida —Ah, es que me gusta mucho él moca— frunció el entrecejo y luego se encogió de hombros —¿Y qué con eso? Sigo sin entender por qué te dicen así, parece apodo de niña de 5 años— puse mal cara y en ese momento salió Freddy con ambos pedidos, pagué de inmediato y salí molesta
— Adiós Freddy, bien día— llevo la bolsa con croissant en la mano junto con mi moca, estoy que echo humo por las orejas, murmurando cosas sin sentido. Siento una mano tocar mi hombro y volteo bruscamente, es Alex y tiene una sonrisa burlona y eso me hace enfadar más —¿Qué rayos quiere?— digo molesta, él se para en seco y levanta una ceja.
—Muy decente la niña de 5 años— eso fue todo, ya no me importaría que él sea mi jefe, no lo soporto y me tiene harta… —Lo dice el hombre más amargado de nueva York, para su información me gusta que me digan meki y eso no es su problema— él sonríe nuevamente y no sé que rayos le parece gracioso.
—¿Qué es tan gracioso?— pregunto con los brazos cruzados en mi pecho
—Te ves sexy enojada, bien meki ese mismo carácter que estás demostrando ahora lo quiero en la cocina o en la cama, pero quiero ese carácter— quedé atónita y no entendí un carajo a qué se refería con eso.
—Oh, no volvió la niña de 5 años, no quiero esa actitud de niña buena, me gustan las mujeres difíciles y con carácter si tengo que llamarte niña todo el tiempo lo haré, ahora sí me disculpas tengo cosas que hacer— camina alejándose de mí y quedo tan confundida que no sé qué decirle.
—Te veré a las 5 meki— dice sin voltear a verme, lo veo subirse a su auto e irse dejando mi cabeza llena de dudas…
«¿Por qué dijo esas cosas? Eso es muy raro»
Regreso a mi casa por donde vine con dudas que daban vueltas en mi cabeza.
Para cuándo llegó la hora de ir a trabajar ya estaba lista, subí al autobús que me llevaría a mi trabajo, bajé mientras caminaba para rodear el restaurante y entrar por la puerta de atrás, al entrar me doy cuenta de que no hay absolutamente nadie, avanzo buscando a alguien y comienzo a pensar que Alex me tomó el pelo…
«Ese idiota me hizo venir a esta hora solo para hacerme una broma»
Sigo pensando en eso y no me doy cuenta cuando me sorprende por detrás, doy un respingo y lo veo al rostro —Buenas tardes, chef— digo en un tono bajo, solo me ve con ojos fijos y sin ninguna expresión. Abre su boca señalando la mesada
—Buenas tardes, niña empecemos— la verdad odio que me llame así, es como un juego para él y ahora me molestaría con eso todo el tiempo, avanzo con mala cara y me coloco detrás de la mesada —¿Imagino que tienes una agenda para anotar todo lo que te diré?—
Levanto una ceja y me siento confundida «¿Anotar que?»
—Tu expresión me dice que no, bueno creo que buscaré una en mi oficina, ya regreso— camina a su oficina, entra y me quedo viendo hasta que vuelve a salir, se acerca a la mesada y lanza la agenda haciendo un ruido estruendoso, vuelvo a dar un respingo y la tomo.
Abro para empezar a escribir —Bien, como sabes tú serás mi asistente, porque eso es lo que significa sous chef, solo es una forma educada de llamarte asistente— giro mis ojos y aprieto el bolígrafo contra el papel de la agenda. —¿Entiendes eso meki?— yo asentí y él golpeó la mesa, este tipo está empeñado en asustarme
—¿ENTENDISTE?— lo veo con los ojos muy abiertos y vuelvo a asentir, gira sus ojos y camina hacia mí lentamente, quedamos frente a frente y se baja un poco para quedar a mi altura su rostro está tan cerca del mío que no puedo evitar sentirme nerviosa
—Meki, quiero que me digas si entiendes eso— estoy perpleja y las palabras salen solas —S-si chef— asiente con una sonrisa y acaricia mi barbilla —Buena niña, ahora prosigamos— se da media vuelta y empieza a dictar todo lo que debo anotar en la libreta, el trabajo que debo hacer es como si todo me tocara a mí y el chef solo se llevará el crédito por eso.
Debo mantener todo listo para que él prepare los platillos especiales, también memorizar al pie de la letra sus recetas, mantener su área limpia, también debo preparar pedidos especiales, todo lo que yo debía haber giraba en torno a Alex…
No sé si podré soportar eso, él me provoca en mí tanta molestia que solo quiero golpear su rostro.
Durante la tarde hice lo que me correspondía, preparando todo para sus platillos especiales, memorizando sus recetas y poco a poco fueron llegando todos los miembros de la cocina, hasta que llegó la hora del trabajo más fuerte, lo único que soporte en toda la noche fueron gritos de Alex pidiéndome que me apresure en todo.
—¡Niña, vamos que no tengo toda la puta noche!— corro para llevarle las salsas que debe agregar al plato para decorar, entrega el platillo y toca el siguiente, en eso, pase toda la noche, sin mencionar los pedidos que debía preparar. El estrés al que me estaba sometiendo era realmente intenso.
En un momento debo llevar un cuenco con un poco de sopa y pasa lo inevitable, resbale como toda una idiota y le lancé la sopa encima a Alex, abrí mis ojos como platos y quedé paralizada, traté de disculparme, pero salió el verdadero rostro de ese demonio…
—¿QUÉ MIERDA TE PASA? ¿ERES TARADA ACASO?— yo traté disculparme, pero solo me gritó, sentía como las lágrimas querían salir, pero las contuve con mucha fuerza. Corrí al baño y cerré la puerta.
—Oh, mierda no puedo— digo entre sollozos, me sentía como una estúpida y odiaba sentirme así, escuché que tocaron la puerta y limpié mis lágrimas de inmediato
—Si, ya voy solo un minuto por favor— suplico para que me dejen sola por un momento solamente —Meki, soy Liam ¿estás bien?—
«Bien, ahora Liam se dará cuenta que estoy llorando, quizás Alex tenía razón y era una niña tonta y ya»
—Si, Liam solo necesito unos segundos más— digo tratando de sonar bien, pero lo cierto es que tengo ganas de llorar hasta quedar deshidratada. —¿Puedo entrar?— dice antes de girar la perilla y pasar, yo me levanto de inmediato y limpio las lágrimas que hay en mis ojos
— Día difícil eh— dice en un tono bajo, yo asiento lentamente y él se recarga de lavabo —Es difícil, solo debo adaptarme y ya— digo mientras respiro profundo
—No es fácil este trabajo de por sí es estresante, créeme he visto hombres llorar en este mismo baño, no debes estar apenada por sentir estrés— pienso un momento sus palabras y creo que tiene razón, ya descargue mi estrés ahora seguiré con mi trabajo.
Camino a él, le doy un abrazo rápido para agradecerle.—Te agradezco mucho Liam, ya me siento mejor, ahora seguiré con mi trabajo— salgo disparada a la cocina y sigo con mi trabajo, veo a Alex con otra ropa, me echa un vistazo y sigue con su trabajo.
Obvio siguió gritándome, pero ya había descargado mi estrés y me sentía mejor.
La jornada terminó y todos se fueron, y Liam se acercó a mi para ofrecerse a llevarme a casa —¿Te espero afuera?— dice en un tono bajo, en ese momento sale Alex y nos mira, hace una seña a Liam y a mí —Tú fuera de mi cocina y tú a limpiar el desorden— Liam me dedicó una última mirada antes de salir y yo me quedé limpiando el desorden que Alex había hecho…
«Idiota»
Pensé mientras seguía limpiando, terminé y Alex salió de su oficina —Bien, niña— tiene una sonrisa descarada que me hace irritar y por un momento olvido que estoy en su cocina y que es mi jefe…
—¡LE DIJE QUE NO ME LLAME ASÍ!— abrió sus ojos, pero no parecía asombrado —Uy, pero que agresiva ¿qué harás di te digo niña?—
No se me ocurrió nada, que decirle, pero estaban tan furiosa que solo podía decir amenazas que la verdad no sería capaz de cumplir —Le daré una bofetada— sonríe asintiendo y camina a mí…
Se para en frente haciendo notable la diferencia de tamaño entre nosotros, se lleva las manos a la cintura y baja un poco su cabeza —A ver, aquí me tienes “N-I-Ñ-A”— las últimas palabras las mencionó lentamente deletreando la frase y acentuando con fuerza.
Quería perder la cordura y golpearlo como se merecía, pero no valía la pena —Debo irme, ya ha demostrado quien es el niño aquí— se sonríe en mi cara y yo lo ignoro por completo
—¿Qué te gusta la mariquita de Liam?— estaba caminando a la puerta cuando mencionó el nombre de Liam sentí como la sangre me subía a la cabeza y me regresé dispuesta a todo, levanté mi mano y él la sostuvo en el aire…
—Tan sexy— dice en un tono travieso, yo lucho por soltar mi mano de su agarre, pero no puedo —¿Por qué no eres así todo el tiempo? Lograrás más cosas— le lanzo una mirada asesina para demostrar que no estoy jugando
—¡YA SUÉLTAME!— se queda muy quieto y pasa su mano por mi mejilla, por un momento siento un cosquilleo extraño en todo mi cuerpo y dejo de luchar
—¿Tan rápido has dejado de luchar?— dice en un tono bajo antes de soltarme y acercar su rostro más al mío, tanto que puedo sentir su respiración, mis ojos se quedan viendo los suyos por un momento y me desconecto de todo.
—Tienes bonitos ojos— dice antes de darse media vuelta y avanzar a la salida, me quedo viendo como tarada y vuelve girar su cuerpo en mi dirección
—¿piensas dormir aquí?— reaccioné de inmediato y lo seguí, ambos salimos de la cocina y él cerró todo.
Cuando estamos por tomar nuestros caminos él su auto y yo a la parada de autobús me vuelve a llamar —Eh, meki— yo giro y me quedo viéndolo —¿A dónde piensas que irás a esta hora?— señalé la parada de autobús —A tomar el autobús para ir a casa— niega con su cabeza y hace un ademán con su cabeza para que lo siga.
«Bien, ¿ahora el idiota es un caballero? No creo en su bondad seguro algo está tramando»
—Vamos que no tengo toda la noche—