Capítulo 2

1082 Words
—No te dejo solo, mi hermano —le dice Esperanza, acariciándole los cabellos— yo lo vi Edgard, y es un bebe hermoso; se parece a su mama, dentro de tres días lo tendrás en tus brazos, ella te dejo lo más bello que podía dejarte. —Gracias hermana, me dejo un gran consuelo — le dice el abrazándose con Esperanza— dime que podemos hacer, en estos momentos estoy muy aturdido; no puedo pensar bien. —No te preocupes, Sabemos cómo te sientes —le dice su hermana— ya nuestro padre, se encargó de todo lo que hay que hacer con Leonor. —Oh Leonor, mi princesa —exclama el, sollozando— como me duele haberte perdido, mi amor; gracias por dejarme ese hijo que esperabas con tanto amor; te prometo que lo cuidare, como si fueras tu —¿Cómo se llamara, Edgard?—le pregunta Esperanza— el medico está esperando por el nombre para identificarlo. —Se llamara Carlos, ese era el nombre que ella quería para el —le responde el— tenemos que ver cómo hacemos para alimentarlo. —No te preocupes por eso Edgard, que ya lo tenemos resuelto —le dice ella animándolo—yo produzco mucha leche, así que ya tiene un pecho seguro para amamantarlo; me iré contigo para la hacienda y así estará cerca de ti. —Gracias hermana, eres mi gran apoyo —le dice el abrazándola— te estaré siempre agradecido. Edgar, es administrador, y está encargado del personal que labora en  una gran hacienda, de nombre, El Yagual, y de la cual tambien es administrador; allí vive a tiempo completo, y en ese lugar, compartió  con su esposa Leonor, durante dos años de matrimonio, hasta ese momento en el cual ella perdió la vida, cuando daba a luz a su primer hijo. Dicha hacienda, esta  ubicada a pocos minutos de la ciudad de valencia, Venezuela dos días después, habían concluido los actos velatorios y sepelio de Leonor, y al día siguiente después de esto, retiraron a su hijo, de la maternidad. —No me digan, que no es precioso —le dice la abuela consuelo muy cariñosa— te vamos a cuidar mucho mi bebe. —Claro que es lindo, se parece a la mama, que era muy preciosa —dice Edgard muy orgulloso de su hijo— vamos a una casita muy bella que mami te había preparado para cuando vinieras. —Te vamos a consentir mucho, Carlos —le dice Esperanza, en voz mimosa— te convertiremos en el galán más bello de esta ciudad. Dos años después, en un hogar  en el centro de la ciudad de valencia —Claudia; venga acá mija, siéntese aquí —le dice Guillermo a su joven esposa, invitándola a sentarse en sus piernas, mientras estaban solos en el salón principal de su amplia casa— hace tiempo que me tiene olvidado. Claudia, se aproxima a su esposo y recogiendo su amplia falda que le cubre hasta las rodillas, después de mirarlo con una sonrisa recelosa, se sienta sobre su pierna derecha, apoyando una mano sobre su hombro —¿Qué le pasa mija; acaso usted me tiene miedo?  —le pregunta Guillermo, mientras comienza a acariciarle toscamente, todo su cuerpo—  yo nunca la he mordido. —Es que tú me pones nerviosa, Guillermo —le dice su esposa con timidez, mientras se mueve inquieta ante aquellas caricias— me da pena que me hagas eso en plena sala; nos pueden ver. —A carajo mujer, usted  sí que tiene cosas —le dice el poniéndole una mano sobre sus pechos— es su marido quien la está tocando; no tiene que darle pena. Guillermo mete su mano bajo la falda abriéndose paso entre las piernas de ella, e introduciendo los dedos dentro de la pantaletas, le acaricia con fuerza entre los labios de su vulva —Esto se siente muy bueno, Claudia —le dice el, mientras saca los dedos de su vulva y le acaricia ásperamente las piernas— creo que ya es hora de que usted atienda a su marido; hace ya varios meses que no cumple con su obligación. —Pero Guillermo, apenas hace mes y medio que parí —se queja ella con temor— ¿Por qué no esperas un poco más? —Nada de peros ,Claudia; ya está bueno de vacaciones —le dice el en tono de regaño— he sido muy paciente; esta noche le dice a Tomasa, que le cuide a Karina por un rato, y me espera lista en su cama. Aquella noche Claudia se acostó en su cama, después de haber dejado a su hija al cuidado de una de las señoras de servicio; se había quitado las  pantaletas, conocía bien a su marido, y sabía que no le gustaba encontrar ningún obstáculos, en el momento que quería poseerla; estaba tensa, como cada vez  que el la requería; siempre le avisaba antes, para que estuviera preparada, pero nunca había disfrutado una relación s****l con él. Se había alegrado cuando quedo embarazada, porque había descansado de esta situación por varios meses, pero ya se habían terminado las vacaciones como él le decía, y ahora le tocaba atender sus requerimientos, cumpliéndole su complazcas”, eso se lo explico su madre muchas veces antes de casarse con Guillermo. Deber como esposa. Apenas un año después de haberse casado quedo embarazada, y teniendo dos año de matrimonio, aun no se acostumbraba a cumplir con esos deberes, de los cuales su madre se había encargado de explicarle muy bien, de cómo cumplir esos deberes con su esposo; “ya te acostumbraras hija ; a mi tambien me toco hacerlo, y tu padre nunca se quejó de mí; él te enseñara la forma como le gusta que lo Guillermo, entro al cuarto, y en la oscuridad, ella  sintió que se quitaba el pantalón, acto seguido, se llegó a la cama, y tanteando sobre su cuerpo encontró sus piernas, le subió la falda, y tocándole su intimidad, comprobó que no había ropa interior que le impidiera llegar a ella, como a él le gustaba; le separo las piernas, colocándose ahí en medio, apoyo su cuerpo sobre ella, y  mientras percibía  su densa respiración, sintió como se introducía dentro de ella, y momentos después escucho, sus gruñidos apagados que le indicaban que ya había logrado su cometido, y sin decir palabras se acostó al otro lado dela cama, y se durmió plácidamente.  
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