Alejandra es una chica muy inteligente además de hermosa. Eso fue lo que me cautivo de ella, su manera de ser tan jovial y rebelde.
Una de esas largas conversaciones le pregunté, como e pleno siglo XXI, ella aún era virgen. Y su historia me conmovió de tal manera, que fue una razón más para no insistir en tener sexo con ella.
–Cuando tenía unos cuatro años, mi papá siempre nos llevaba a casa de mi abuela, pasábamos el rato jugando en el patio. Ellos tenían una especie de hacienda en la va del sur. Una tarde mi abuela salió y me dejó al cuidado de mi tío Alberto. El era relativamente joven, tendría tal vez algunos quince años, era el menor de los hermanos de papá. Esa tarde, sólo estábamos él y yo en casa. Me dijo para ver alguna película infantil. Me sentó en sus piernas y comenzó a t
