Unos meses después Londres Donovan Existen cosas que por más que intentemos posponerlas no hay manera de evitarlas, más bien nos viven acechando entre las sombras esperando un pequeño descuido para presentarte, para transformar tu vida y dejarte a su merced. Olvídate que ya ningún truco funcionará, es tarde, ella estaba bien sentada saludándote con una gran sonrisa diciéndote: “llegué y no me iré, préstame atención”. ¿Qué hacer? Enfrentarla y esperar salir vivo o al menos no tan mal parado de la situación. En lo personal, no escapo de nada, ni de nadie. Al contrario, doy la cara y resuelvo cualquier dificultad, pero peque de ingenuo, creí que le dejé claro el mensaje a mi abuelo sobre su maldita propuesta de viajar a New York. No fue así, porque el viejo mañoso utilizó el mejor recurs